Colombia se prepara para ser anfitrión del evento más importante de biodiversidad a nivel mundial: la Décimo Sexta Conferencia de las Partes del Convenio sobre la Diversidad Biológica (COP16). La elección de Colombia para este evento no solo es lógica, dada la riqueza en biodiversidad y sus ecosistemas, sino que también ha incentivado la movilización de las agendas nacionales en torno a su conservación, tanto desde el sector público como desde el sector privado.
Según la Iniciativa para la financiación de la Biodiversidad (Biofin), en 2018 el país debía incrementar el financiamiento en este ámbito en más de US$22 millones anuales para cumplir con la Política Nacional de Gestión Integral de la Biodiversidad y sus Servicios Ecosistémicos. Cabe anotar que en el Marco Global de Biodiversidad Kunming-Montreal de 2022, se establecieron metas más ambiciosas que las que tenía esta política y, por lo tanto, se requerirá mucho más que el monto mencionado anualmente para alcanzarlas.
Para lograrlo, la banca desempeña un papel crucial al tener la capacidad de dinamizar el sistema productivo hacia actividades que protejan la biodiversidad, la aprovechen de manera sostenible y la impacten positivamente. En este contexto, tanto la banca pública como privada enfrentan el desafío de impulsar estas actividades mediante crédito, el cual hasta ahora ha sido insuficiente en comparación con las necesidades del país. En efecto, en 2023, la cartera destinada a la biodiversidad y adaptación representó menos de 3% de la cartera verde y menos de 0,01% de la cartera total.
Tenemos una deuda pendiente con el país y la banca
Dentro de los factores que explican los bajos niveles mencionados se encuentran las múltiples barreras para el financiamiento de la biodiversidad y adaptación, como el perfil de riesgo de las actividades, el retorno poco atractivo y los largos horizontes de tiempo que requieren las inversiones.
Por esta razón, con el apoyo de Usaid, la Unión Europea, GIZ, BID, BID Invest e IFC, desde la banca se viene desarrollando el Programa Nacional para el Financiamiento de la Biodiversidad y Adaptación, cuyo objetivo es avanzar en la meta 19 sobre financiación del Marco Global de Biodiversidad Kunming-Montreal. Este programa tiene como objetivo promover el desarrollo de instrumentos de financiamiento combinado por parte de la banca pública y privada, y otras fuentes, cerrando así la brecha financiera para proyectos productivos en restauración, adaptación y resiliencia de ecosistemas biodiversos.
El proyecto, que cuenta con la participación de algunas entidades bancarias, el sector asegurador y los ministerios de Ambiente y Agricultura, plantea la realización de una guía práctica para la creación de instrumentos de financiamiento combinado con capital catalítico, que incluirá modelos de riesgo de crédito alternativo, con el fin de que los bancos conozcan variables y metodologías para analizar los proyectos a financiar, que se ajusten al perfil de pago y el contexto específico de estos sectores.
Tenemos una deuda pendiente con el país y la banca, más que prepararse para la COP16, lo está haciendo para enfrentar los retos que supone la protección de nuestra biodiversidad y sus ecosistemas. Esto requiere compromisos de mediano y largo plazo, y por ello debemos aprovechar el momentum de la COP16 para movilizar más actores, teniendo claro que este será un esfuerzo de largo aliento por parte del sector financiero y demás aliados.