Hace diez años, la banca colombiana era fundamentalmente presencial. Más de la mitad de las transacciones se realizaban en sucursales, 80% de las consultas de saldo se hacían en cajeros automáticos y había 26 millones de cheques en circulación al año. Además, 73% de las tarjetas utilizaban únicamente banda magnética, es decir, no contaban con tecnología de chip, lo que exponía a los usuarios a modalidades de robo como la clonación de la tarjeta mediante lectores alterados.
La banca supo afrontar los desafíos del entorno físico en su momento y logró avances significativos en seguridad. En efecto, en la última década, los casos de clonación de tarjetas disminuyeron 86%, el fleteo se redujo 49%, y, aunque es necesario seguir trabajando para reducir los casos de taquillazos, estos disminuyeron 30%.
Al mismo tiempo que enfrentábamos los desafíos del entorno físico, la banca en sí misma cambió. En los últimos 10 años, el sector ha evolucionado de la mano de la tecnología. Hoy, 80% de las transacciones son digitales y el cheque, ampliamente utilizado la década pasada, ha prácticamente desaparecido, con solo 3,6 millones en circulación en 2023. Adicionalmente, todas las tarjetas ahora cuentan con chip de cifrado de la información y ya estamos migrando hacia la tecnología sin contacto.
La digitalización de la banca ha traído nuevos desafíos. En 2023, se reportaron 407.000 casos de fraude bancario a través de internet y, en lo que va del año, ya se han registrado 248.000 casos. Al igual que hace una década, las entidades han estado a la altura del reto. Para enfrentar estas amenazas, la banca ha invertido más de $553.000 millones en seguridad, una cifra que supera el promedio regional. De los 60 ciberataques por segundo que reciben las entidades, solo dos se han materializado con un impacto leve, y por cada $100.000 transados digitalmente, solo $6 son reclamados por fraude.
Mirando hacia el futuro, el sistema financiero debe estar preparado para enfrentar desafíos clave que transformarán la forma en la que gestionamos nuestras finanzas. Los pagos inmediatos, el Open Finance y la inteligencia artificial (IA) traerán grandes retos en materia de seguridad. Por ejemplo, en Brasil, 70% de los fraudes ocurre a través de su sistema de pagos inmediatos, PIX, lo que demuestra los riesgos asociados con este tipo de transacciones. Asimismo, el Open Finance conlleva el peligro de que los datos financieros puedan caer en manos equivocadas si no se implementan las medidas de protección adecuadas para los terceros receptores. Por último, aunque la IA ofrece grandes ventajas en la verificación de identidad, también requiere un manejo cuidadoso de los datos biométricos, que deben ser protegidos rigurosamente.
La actuación del sistema bancario en la próxima década será crucial para continuar garantizando la seguridad y protección de los recursos de los colombianos, consolidándose como los verdaderos custodios de su información y activos financieros.