Analistas 04/12/2023

El lado dulce de la tributación

Jonathan Malagón
Presidente de Asobancaria

A pesar de los múltiples desafíos que tenemos como sociedad, es innegable que Colombia ha avanzado de forma notable en los últimos años en materia de desarrollo y bienestar social. En la actualidad, el país cuenta con 94% de acceso a agua potable, 97% de acceso a energía eléctrica y 99% de afiliación al sistema de salud. Estos avances se han dado de forma paralela a la dinámica del desarrollo en el resto del mundo, como bien lo comenta el premio Nobel de Economía, Angus Deaton, en su libro “El gran escape”, donde muestra cómo, a pesar de los enormes desafíos que hoy enfrenta la humanidad, entre ellos la crisis climática, los últimos 100 años han sido de una enorme evolución para la sociedad.

Todos estos logros han sido posibles, en gran medida, gracias al funcionamiento del sistema tributario, el cual es y será la piedra angular para el desarrollo social. Enfrentar la crisis climática, así como transitar la ultima milla en cobertura de servicios públicos, sólo se podrá lograr a través de los impuestos. La tributación es, sin duda alguna, el prerrequisito de la política social en el mundo.

La industria financiera en Colombia es, por supuesto, consciente de ello, y de allí su constante y decidido aporte al crecimiento continuo del sistema tributario. Como muestra de ello, para el año gravable 2022 el sector financiero contribuyó con 8,2% del total del impuesto sobre la renta recaudado. Además, hoy los colombianos cuentan con casi medio millón de puntos de recaudo de impuestos en el país gracias a los corresponsales bancarios y a las sucursales que las entidades financieras han puesto a disposición para llevar a cabo el pago de impuestos.

Por supuesto que, pese a estos avances, existe aún dentro del sistema tributario en Colombia espacio para mejorar, pues somos el segundo país de la región que ha tenido más reformas tributarias en este siglo, el país número 46 entre 64 países en el escalafón de complejidad tributaria, y estamos dentro de los países de América Latina con menor recaudo fiscal sobre el porcentaje del PIB.

Para continuar avanzando, desde la banca identificamos tres frentes principales para aportar al bienestar social que se busca desde el sistema tributario.

El primero de estos frentes corresponde a la participación continua en el dialogo público. El sector financiero ha venido trabajando de manera coordinada para cumplir con la obligación que estableció la reforma del año 2022 y que consiste en la creación de un sistema de control del GMF; además, de cara a la nueva obligación que trajo el PND sobre el esquema de datos abiertos para la inclusión financiera (Open Data), será el objetivo principal del sistema financiero apoyar en su armonización.

El segundo frente es la contribución en la búsqueda de eficiencia del sistema tributario. La evasión en Colombia representa 8% del PIB, siendo trascendente la labor de la administración tributaria para la resolución de esta problemática. Sin perjuicio de esto, el sector financiero también busca, a partir de la educación financiera y la innovación en materia tecnológica, la optimización de la reportería y la participación en la reglamentación de asuntos tan relevantes como la calidad de las entidades financieras de agentes de retención en la tributación por Presencia Económica Significativa, teniendo en cuenta la importancia de limitar la responsabilidad ante la falta de información.

Como tercer y último frente se encuentra el apoyo a la ejecución de las agendas propuestas por el Gobierno nacional en materia tributaria. El sector no solo celebra la disposición en la última reforma tributaria de mecanismos que buscan promover la integración nacional y subnacional, sino que participa de las iniciativas encaminadas a la coordinación de entrega de información entre las diferentes autoridades y la unificación de impuestos territoriales, como el ICA.

Parece ser una realidad que, a la mayoría de los ciudadanos, no les gusta pagar impuestos. Alegan elevadas tasas tributarias, desconfianza y una engorrosa legislación. Pero lo innegable es que la política social, el desarrollo de las comunidades y la correcta provisión de bienes públicos, será siempre el lado dulce de la tributación.

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