La creciente transformación digital ha aumentado el uso de las tecnologías de la información en todos los ámbitos del sector financiero. En efecto, hoy 7 de cada 10 transacciones bancarias en nuestro país se realizan por medio de telefonía móvil e internet, siendo estos los canales preferidos por los consumidores colombianos para sus operaciones bancarias (más de 2.200 millones de transacciones al año).
Esta dinámica nos ha puesto mayores retos para proteger a los clientes y usuarios financieros de los delitos cibernéticos, los cuales están asociados principalmente a la suplantación de identidad en canales digitales. Si bien dicho tipo de suplantación no es un delito reciente, con la aparición y creciente uso de las redes sociales, el comercio electrónico y el internet, evidenciamos que el riesgo de obtener información por parte de terceros es cada vez mayor.
En respuesta a este desafío, el sector financiero colombiano no se ha quedado atrás y ha adoptado de manera rápida la utilización de tecnología de vanguardia en sus operaciones, entre ellas el uso de modelos biométricos.
Es por ello que Asobancaria, de forma oportuna, lideró en diferentes entidades y ciudades del país la realización de las primeras pruebas piloto para implantar la verificación biométrica de rostro en las oficinas, en los cajeros automáticos, e incluso en las ‘apps’ móviles de entidades bancarias.
Para este fin, se ha acudido a la consulta en línea de la base de datos más completa que existe en el país administrada por la Registraduría Nacional del Estado Civil, hecho que a su vez ha demostrado que el modelo de interoperabilidad público-privada contribuirá a alcanzar los objetivos establecidos.
El funcionamiento de la biometría facial, valga anotarlo, es muy fácil e intuitivo para los usuarios, ya que estos podrán utilizar la cámara de sus dispositivos, teléfono móvil, ordenador o tableta, entre otros, para que su imagen sea capturada y se cree un patrón asociado a una identidad, teniendo en cuenta vectores únicos como la distancia entre los ojos, la posición de la nariz, el tamaño de la frente, entre otros.
Entretanto, debo resaltar que una gran ventaja de la biometría consiste en que puede realizarse desde cualquier lugar donde se encuentre el usuario financiero, apalancando los procesos de inclusión financiera y permitiendo gestionar de manera segura el crecimiento escalado de servicios digitales de toda índole.
De esta manera, estos pilotos representan un gran salto desde el punto de vista de la facilidad para el usuario, eliminando otros trámites de autenticación menos eficientes y haciendo los procesos bancarios más ágiles y seguros. Esto es particularmente relevante porque con su masificación, el uso de estas tecnologías no se limitaría a los centros urbanos, sino que se llegaría la ruralidad dispersa, acercando aún más la banca a los colombianos.
Tengo la plena convicción de que esta iniciativa, junto a la realización de grandes inversiones en seguridad digital que ya superan los $370.000 millones al año y que han crecido a un ritmo 17,5% anual, nos permitirá cerrar el paso a los ciber delincuentes, generar mayor confianza para los usuarios y mejorar tanto la experiencia como el acceso a productos financieros a toda la población.