La revolución digital ha facilitado nuestra vida diaria de forma significativa, pasando por la forma como nos comunicamos y relacionamos hasta la forma en que realizamos los pagos. Sin embargo, estos beneficios vienen acompañados de importantes retos. El robo de información, la suplantación de identidad y el hackeo a los sistemas informáticos de entidades y países enteros son la otra cara de la moneda de la transformación digital.
Colombia no está exenta de estas amenazas. Hace unas semanas vimos cómo se materializaban afectaciones en más de 50 entidades por el secuestro de información. De hecho, cuando miramos lo que sucede en nuestro sistema financiero la cifra luce estremecedora, pues recibe, en promedio, 43 ciberataques por segundo. Para ponerlo en perspectiva, mientras termina de leer esta columna, el sector financiero habrá recibido cerca de 13.000 ciberataques. A pesar de lo anterior, Colombia cuenta con un sistema financiero seguro, ya que sólo 6 de cada $100.000 transados tienen algún tipo de reclamación por fraude. Es decir, 99,99% de las transacciones realizadas a través del sector están fuera del alcance de los ciberdelincuentes.
Ese altísimo nivel de ciberseguridad es uno de los resultados de la estrategia que el sector a denominado S.A.F.E.: Sistemas, Alianzas, componente Físico y Experiencia del cliente, que son el eje fundamental de las iniciativas que implementa el sistema financiero en temas de seguridad.
En cuanto a los sistemas, donde se trabaja en seguridad digital, el compromiso de la banca es claro. La inversión de las entidades en ciberseguridad creció 141% entre 2019 y 2022, lo que quiere decir que, en este rubro, los esfuerzos del sector se han más que duplicado durante el último cuatrienio, alcanzando el medio billón de pesos anuales.
En alianzas, contamos con un ecosistema de ciberseguridad de talla mundial. Además de las organizaciones gubernamentales dedicadas a la ciberseguridad, el país cuenta con un Csirt financiero para prevenir y atender episodios que comprometan la ciberseguridad de la industria financiera. Acá vale la pena destacar que, en la región, solo Brasil, México y Colombia tienen un Csirt financiero.
En seguridad física, los resultados alcanzados por la biometría dactilar son contundentes. En solo seis años, esta tecnología ayudó a erradicar el fraude por suplantación en oficinas bancarias. Además, ya se está trabajando de la mano con la Registraduría para masificar el uso de la biometría facial.
Finalmente, no se puede caer en la falsa disyuntiva de mejorar la seguridad a costa de la experiencia de los usuarios. Bajo esta premisa, el sector ha logrado que 93% de los incidentes cibernéticos financieros se resuelvan en menos de un día. Algo no despreciable si se tiene en cuenta que Facebook se demora, en promedio, 36 horas en resolver un incidente cibernético.
Queda aún, sin embargo, camino por recorrer. En seguridad digital, se debe aumentar el capital humano especializado en Colombia. En alianzas, se debe trabajar para que todos los bancos del país hagan parte del Csirt financiero. En seguridad física, delitos como el fleteo y el robo de tarjetas siguen afectándonos diariamente. En experiencia al cliente, se estima que más de la mitad de las cancelaciones que se hacen en las transacciones digitales, obedecen a la falta de confianza de los usuarios.
Estos son, sin duda, enormes retos de cara al futuro, pero el sistema financiero está preparado para hacerles frente y continuar protegiendo a las empresas, a los ciudadanos y a toda Colombia.