Analistas 08/08/2023

Sequía

Jonathan Malagón
Presidente de Asobancaria

La liquidez en el mercado monetario es un factor clave para que las instituciones financieras puedan desempeñar su labor de intermediación, garantizando así el flujo constante de crédito dirigido a las empresas y los hogares.

Por ello, las entidades del sector han empezado a mirar con cierta preocupación que, desde hace un par de semanas, se ha evidenciado que existen presiones sobre la liquidez estructural de la economía. Esta situación estaría siendo generada por factores como i) el significativo monto de recursos que se encuentra en los Depósitos del Tesoro Nacional que se ha visto explicado tanto por el pago de impuestos de los grandes contribuyentes como por los bajos niveles de ejecución del Presupuesto General de la Nación, (ii) el cumplimiento regulatorio del Coeficiente de Fondeo Estable Neto (Cfen), que ha generado un aumento inusual del diferencial entre las tasas de captación y la Tasa de Política Monetaria (TPM) y (iii) un alto número de vencimientos de Certificados de Depósito a Término (CDTs).

Ante esto, y con el fin de preservar la liquidez en el sistema y evitar desviaciones significativas del Indicador Bancario de Referencia (IBR) overnight respecto a la Tasa de Política Monetaria (TPM), el Banco de la República (BR) realizó, de forma acertada, compras de TES en junio por cerca de $1,7 billones, además de mejorar las condiciones de liquidez transitoria por medio de los cupos de las Operaciones de Mercado Abierto (OMAs) a uno, siete, 14 y 30 días.

No obstante, el mercado sigue evidenciando presiones que pueden trasladarse al costo del fondeo y, posteriormente, al del crédito. En este escenario, el proceso que ha estado gestándose en los bancos de anticipar la reducción de tasas empieza a encontrar límites dados los rebrotes en las tasas de captación.

Por esta razón, el sector está proponiendo medidas adicionales al BR que buscan aliviar esa presión de liquidez y lograr dinamizar el otorgamiento de crédito a los sectores de la economía que lo demanden, en una coyuntura marcada por un menor ritmo de la actividad económica.

Dentro de dichas medidas, que principalmente buscan aumentar la liquidez estructural, se encuentran: (i) la generación de cupos de OMAs a un plazo de 90 días o incluso a plazos más largos con la posibilidad de prepago, (ii) realizar compras de forwards y (iii) revisar el esquema de participación de jugadores en el mercado primario de CDTs, permitiendo, por ejemplo, la llegada de jugadores extranjeros.

Lo anterior podría complementarse con una revisión de algunos de los ponderadores del cálculo del Cfen. En el caso de los CDTs, sería conveniente determinar que estos se asemejen a los de los bonos, teniendo en cuenta que ambos son productos sin riesgo de opcionalidad. Además, existen algunas particularidades locales de los CDTs, como que en las negociaciones de estos títulos en el mercado existen distorsiones entre la tasa de interés de corto y largo plazo, y un número reducido de jugadores en la parte larga de la curva.

El sector financiero se encuentra comprometido en mantener la irrigación de crédito a la economía y acompañar al Gobierno en su propósito de apoyar la economía popular. Aliviar las presiones de liquidez es fundamental para estos propósitos, y las medidas propuestas van en esa dirección.

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