El fútbol, ¿un mercado de esclavos?
El título de la columna podría llevar a pensar que estoy escribiendo para un periódico deportivo, pero no, estoy escribiendo para uno económico. Y aunque el tema podría parecer ya superado por lo que se ha dicho en los medios, la idea es volver sobre la “transacción” del PSG de Neymar, pero desde una perspectiva económica y sus implicaciones éticas.
Ya es bien sabido por todos que Neymar dejó el Barcelona por 222 millones de euros, una cifra exorbitante con la que se han atrevido a realizar cálculos de lo que se haría con ese dinero, y los resultados escandalizan a más de uno, incluido el que escribe esta columna. ¿Cuál es el problema? La respuesta está en lo que ha salido en más de un artículo: se ha vuelto loco el mercado del fútbol. ¿Qué quiere decir que el mercado perdió la razón? Quiere decir que en un sistema económico como el actual, las transacciones del mercado no tienen límite, tal como lo estamos viendo.
Le preguntaron al “Loco” Bielsa sobre el tema y su respuesta desconcierta aún más: “Hay dos formas de interpretar lo que se paga por algo o por alguien. Si consideramos lo que él (Neymar) aporta o produce, lo que se ha pagado no es exagerado. Según esta lógica, Neymar no es caro”. No obstante, salió un dato esperado por muchos de los que están siguiendo el tema: desde la llegada de Neymar al PSG, ya se han vendido más de 20.000 camisetas, donde sólo el primer día de ventas generó ganancias por 500.000 euros. Los cálculos dicen que con dos millones de camisetas que se vendan se recuperaría la inversión. Si solamente ha pasado una semana desde la “transferencia”, quizás no sea tan difícil alcanzar esa meta…
Pero no solamente serán las camisetas, el “mercado” desde su llegada ha cambiado: la asistencia al estadio, el número de periodistas acreditados, las redes sociales, la página web del equipo, la publicidad y los patrocinios, hacen que lo que aporta o produce Neymar no sea nada irrisorio y dé a entender que efectivamente, tal como lo plantea Bielsa, eso sea lo que explique lo que se ha pagado por él. En ese orden de ideas, no nos asustemos cuando el propio presidente del PSG afirma que el “valor del jugador” en dos años podría “valer” el doble de lo que hoy vale.
¿Qué pensaría Kant con todo esto que estamos viviendo con el tema Neymar? Es un cambio de tercio un poco fuerte, pero el objetivo de esta columna es precisamente hacer una crítica constructiva a un mercado que nos plantea inquietudes y dilemas éticos. Kant tiene una frase que dice: “obra de tal modo que te relaciones con la humanidad tanto en tu persona como en la de cualquier otro, siempre como un fin y nunca solo como un medio”.
¿Podemos hablar de lo que se paga por alguien con la misma soltura con la que lo hace Bielsa en su declaración? ¿Tenemos las personas un valor de mercado? La cláusula de rescisión que el PSG pagó por Neymar nos da a entender que, en un mercado como estos, las personas sí tienen un valor de mercado y podemos efectivamente hablar de lo que se paga por una persona.
En internet me encontré la siguiente definición de dicha cláusula: “es un método que utilizan los clubes de fútbol para blindar a sus estrellas. Una cantidad económica que habría que pagar para ‘liberar’ a dicho jugador, como si fuera una indemnización por hacerte con los servicios de un deportista que todavía tiene contrato en vigor”. Las comillas en la palabra “liberar” no son mías, pero me parecen suficientemente dicientes para plantearnos que, quizás, el fútbol es un mercado de esclavos.