Siguiendo los Rastros de la Crisis en Colombia: Propuesta de una Ruta Alternativa
La noticia de una contracción del 0.3% en el Producto Interno Bruto (PIB) durante el tercer trimestre ha generado inquietud en Colombia, despertando señales de alarma sobre la posible entrada en una fase de depresión. Esta disminución, particularmente destacada en sectores cruciales como la construcción, manufactura y comercio, pilares esenciales para la economía colombiana, no solo suscita incertidumbres, sino que también arroja dudas sobre las mejoras que se han tenido en los meses pasados en indicadores clave, como la tasa de desempleo.
Evidentemente, existe una legítima preocupación de que los positivos descensos en la tasa de desempleo puedan revertirse, llevando a Colombia hacia tasas de desempleo de dos dígitos. Este escenario sería sumamente desfavorable no solo para el panorama económico, sino también para el bienestar general del país, especialmente en el contexto actual. Con aproximadamente 17 millones de personas en búsqueda de empleo, incluyendo 5 millones de mujeres y 12 millones en la economía informal, la situación laboral plantea un desafío significativo que requiere medidas efectivas y urgentes para su abordaje.
Al mismo tiempo, la complicada situación que se visualiza en las finanzas públicas, agravada por la elevada volatilidad de la tasa de cambio y la lenta disminución de la inflación, junto con las expectativas de un aumento en los precios de la gasolina, el Acpm y los peajes, y los desafíos relacionados con los déficits en educación, salud y el fondo de estabilización de precios del petróleo, aunada a la incertidumbre generada por las reformas laboral, pensional, de salud y educación, configuran un panorama caracterizado por la incertidumbre y tonalidades grises en la perspectiva económica y social.
Esto sugiere que, si la situación actual perdura y la tendencia a la baja persiste, existe una probabilidad significativa de que ni siquiera podamos llegar a las proyecciones de crecimiento, actualmente situadas entre el 0.9% y el 1.2% según la mayoría de los organismos. Este escenario plantea la posibilidad de que el año 2024 y 2025 se conviertan en un período desafiante, donde nos veríamos nuevamente inmersos en un panorama económico complejo, con la necesidad de afrontar tiempos difíciles caracterizados por sacrificios y desafíos económicos considerables.
En medio de la incertidumbre y la preocupación económica, algunos expertos proponen medidas fundamentales para evitar un escenario desalentador. En este contexto, la mayoría resalta la inversión como el motor clave para impulsar el crecimiento económico y sugiere activarla mediante la transmisión de mensajes claros que fomenten la confianza, credibilidad y tranquilidad en el entorno financiero. Se destaca que, dado que la inversión es altamente sensible a la incertidumbre, un ambiente propicio podría generar un impulso económico significativo, elevando las tasas de ocupación.
Siguiendo la misma línea, un grupo más reducido aboga por la necesidad de fomentar el diálogo con los sectores productivos y construir consensos. Esto implica evitar reformas que perjudiquen al país y a la economía en general.
Otro grupo, quizás con menos relevancia, defiende la importancia de mantener la confianza en el mercado de capitales, respetar la regla fiscal y salvaguardar las instituciones. Estos llamados se respaldan en estadísticas que revelan que el sector público representa 20%, mientras que el sector privado constituye 80% del peso en la economía.
Adicionalmente, existe una postura más tradicional que aboga por la reducción de impuestos para las empresas, argumentando que las tasas actuales han mermado la competitividad. Estas sugerencias apuntan a crear un entorno fiscal más favorable, incentivando la inversión empresarial y fortaleciendo así la capacidad competitiva del país en el escenario internacional.
Finalmente, en un segmento más reducido, posiblemente conformado por el presidente, el ministro de hacienda y otros actores gubernamentales, se insiste en la baja de las tasas de interés de la política monetaria para estimular la inversión y el consumo.
Sin embargo, la posición reciente del Gerente del Banco de la República, Leonardo Villar, argumentando que Colombia aún no se encuentra en una situación propicia para reducir las tasas de interés, deja claro que no bajaran las tasas de interés a los niveles que la inversión requiere para impulsar la economía en general.
En mi caso, considero fundamental para la recuperación del PIB y la construcción de una economía más resiliente y sostenible no solo reducir las tasas de interés para estimular la inversión y el crecimiento, sino también explorar otros mecanismos. Un enfoque viable sería la implementación de una política de empleo masivo para abordar el significativo desempleo en el país, que afecta a más de 17 millones de personas, entre desempleados e informales, incluyendo 5 millones de mujeres.
Aunque inicialmente pueda generar debate, se podría considerar la reducción del gasto en defensa para dirigir recursos hacia áreas económicas y sociales más urgentes. Este enfoque no solo permitiría liberar fondos cruciales para respaldar la implementación de la propuesta de empleo masivo, orientada a fortalecer la denominada economía popular y lanzar una campaña decisiva para impulsar y orientar a la masa universitaria del país hacia la creación de empresas.
Adicionalmente, se podría explorar de manera estratégica el uso de una pequeña porción de las reservas internacionales, equivalente solo al 1% de estas, lo que se traduce en 2.3 billones de pesos en moneda local. Cabe destacar que las reservas actuales ascienden a 57.5 mil millones de dólares, y esta utilización estratégica no comprometería la solidez financiera del país, ya que las reservas proporcionan un respaldo sustancial durante aproximadamente 7 meses.
En lo referente al respaldo a la economía popular, es crucial abordar la comprensión y distinción entre la economía popular e informal, evitando la falacia de considerarlas idénticas y asignar recursos de manera indiscriminada. Este enfoque, según las cifras recientes del Dane que revelan la persistencia de 13 millones de colombianos en estas dinámicas, contribuye significativamente a la pobreza y extrema pobreza en el país. Reconociendo la naturaleza de la economía popular, resulta fundamental implementar políticas de formalización y diseñar estrategias específicas que atiendan las necesidades y desafíos de sus participantes.
Para implementar una estrategia de generación masiva de empleo mediante subsidios a la masa estudiantil con recursos de las reservas internacionales, se propone identificar sectores de alto crecimiento, colaborar con instituciones académicas y el sector privado para desarrollar programas educativos relevantes, y ofrecer subsidios directos para que los estudiantes accedan a estos programas.
Además, se consideraría la creación de incentivos para empresas que contraten a graduados de estos programas, así como programas de pasantías remuneradas. La transparencia en la asignación de subsidios, la evaluación continua y la adaptabilidad a las dinámicas del mercado laboral son esenciales, junto con la colaboración activa del sector privado y un sistema de seguimiento para ajustar la estrategia según los resultados obtenidos.
También resulta crucial implementar estímulos significativos orientados específicamente a la generación de empleo verde, fomentando inversiones en sectores como las energías renovables y la eficiencia energética. Esta perspectiva integral busca edificar una economía más verde, inteligente e inclusiva, donde las prácticas empresariales sostenibles y la adopción de tecnologías limpias se conviertan en la norma.
Simultáneamente, se debe asegurar que los beneficios del crecimiento económico se distribuyan equitativamente, reduciendo disparidades y fomentando la inclusión social y económica. Este enfoque dinámico y colaborativo entre el sector público y privado no solo nos permitirá superar la crisis actual, sino también sentar las bases para un futuro de crecimiento sostenible y equitativo.
Asimismo, es esencial priorizar la capacitación y el reciclaje laboral, preparando a los trabajadores para roles vinculados a industrias emergentes y sostenibles, fortaleciendo la mano de obra y facilitando la transición hacia una economía más ecológica. La inversión en habilidades del futuro, así como la exploración de sectores emergentes como la industria electrónica de alto componente tecnológico, ofrecen oportunidades para diversificar y dinamizar la economía colombiana.
En este contexto, la colaboración entre el gobierno, el sector privado y la sociedad civil es esencial para construir un futuro económico sólido y sostenible. La adopción de medidas proactivas, un análisis exhaustivo de las causas de la contracción económica y políticas efectivas que fomenten la inversión y el crecimiento son cruciales para prevenir escenarios adversos en el futuro inmediato.
Destacando la importancia de las alianzas público-privadas y público- populares, se fortalece la implementación de políticas que abarcan todos los sectores económicos, promoviendo programas conjuntos que impulsen el crecimiento inclusivo y sostenible. La transparencia en la comunicación y la planificación a largo plazo son elementos esenciales para restablecer la confianza de ciudadanos y actores económicos.