Analistas 20/04/2022

Elecciones: la disyuntiva digital

Jorge Fernando Negrete P.
Presidente de Digital Policy & Law

La base de una sociedad digital es su infraestructura tecnológica. Si le gusta usar Internet para trabajar, estudiar o entretenerse, debe saber que este servicio no llega por arte de magia.

La economía digital y sus beneficios como las operaciones bancarias digitales, la compra y venta de productos en la red, el gobierno digital, las ciudades conectadas, la salud, la educación y la cultura digital son un milagro que se sostiene gracias a una novedosa infraestructura, la de telecomunicaciones. La sociedad digital y su naturaleza sexy no existen sin la conectividad y ésta es sinónimo de infraestructura.

El cómputo y el software no existirían sin la infraestructura digital. Ésta es resultado de millonarias inversiones. Los economistas la llaman “inversión intensiva de recursos económicos”. Esta infraestructura se ubica en las torres y radiobases que usted ve en las ciudades, en los cables de fibra óptica que se encuentran bajo tierra y en millones de componentes periféricos. Esta infraestructura habilita una sociedad digital, pero también una sociedad de derechos y una economía compleja, nueva y poderosa, la digital.

Por eso sostengo que no hay infraestructura más poderosa en este momento de la historia que la infraestructura digital.

En los próximos meses Colombia entrará en un proceso electoral de la mayor relevancia para América Latina. A partir de las plataformas políticas de los distintos candidatos a la presidencia de Colombia, deben saber que pocos países han generado un debate tan robusto y documentado sobre el mundo digital como Colombia. Pocos han inspirado tantos cambios y acciones de política pública y regulación.

Los candidatos a la Presidencia de este espléndido país deben saber que Colombia, hace poco más de 15 años, creó uno de los primeros marcos legales y ministerios TIC de la región más respetados, reivindicando con ello la maternidad de los primeros debates sólidos sobre marcos institucionales, donde la ley y la política pública conversaban sobre un universo digital posible.

Desde aquella época, junto al mítico plan Vive Digital, Colombia ha inspirado algunas de las licitaciones de espectro radioeléctrico más relevantes para América Latina, la banda de 2.5 GHz, las de AWS y la de 700 MHz, por ejemplo. Su Ministerio TIC ha sido repetido por diversos países de la región y ha preparado legiones de profesionales para el mundo digital tanto en organismos internacionales como en empresas. No hay país con tanto recurso humano para la gestión del sector digital como Colombia.

Colombia tiene 7 años en los primeros 5 lugares del Internet más asequible del mundo, liderando en varias ocasiones con los primeros 3 lugares, según A4AI Alliance for Affordable Internet. Colombia mantiene un sistema de competencia único en América Latina, con 4 operadores de telecomunicaciones y un complejo sistema de empresas públicas. Colombia cuenta, por otra parte, con uno de los ingresos promedio por usuario más bajos de América Latina y el segundo precio del espectro radioeléctrico más caro de la región. Precio de espectro alto y bajo ingreso, igual a poco despliegue de infraestructura digital. Olvidemos el derecho de acceso a Internet como un derecho humano con estos precios de espectro.

Colombia necesita una industria digital unida por las causas correctas, en las batallas comunes y con la finalidad de hacer de la sociedad digital una realidad. Desperdiciar la oportunidad de una causa justa sería traicionar la sensatez y la oportunidad de construir una economía digital igualitaria, que combata la marginación digital, beneficie al país y a las empresas.

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