La nube: entre el cielo y el infierno
“Las revoluciones empiezan por la palabra y concluyen por la espada.” Marat.
La palabra y la promesa fueron el de bienestar digital, mejorar la calidad de vida de las personas, incorporarnos en la economía digital, crear una sociedad innovadora, competitiva, transparente y que habilite los derechos humanos en el mundo digital. La espada se expresó en la geopolítica, la mala política pública digital y la desconfianza reciproca, en una sociedad de unos y otros. La naciente sociedad digital se abre paso dentro de las asimetrías morales y civilizatorias de nuestro tiempo.
Toda revolución económica nace con la adversidad en su mirada. He señalado los aspectos geopolíticos que afectan a los microprocesadores y las redes de telecomunicaciones 5G. Pero la revolución digital que nace, tiene otro frente estratégico: la nube.
El cielo. La nube, el cloud, es la más poderosa y dinámica fuerza transformadora dentro del universo digital. Almacena, recopila datos, mide, proyecta y evalúa: la gestión absoluta de la información.
La nube es el territorio de la transformación digital. Es un hoyo negro que absorbe la materia analógica y la transforma en materia digital, construyendo un nuevo universo paralelo. La nube es una dimensión que libera nuevos servicios e integra los mundos TIC y de telecomunicaciones, el audiovisual, nueva infraestructura y acelera las oportunidades de desarrollo de la sociedad.
Mientras más digitalizado esté un ciudadano, una pyme, las administraciones públicas o las grandes empresas, más competitivos, más resistentes a imponderables catastróficos. Mientras más digital, más mercados, más productos, más oferta y servicios, más innovación.
Mientras más digital, más pluralidad informativa, ejercicio de derechos fundamentales. Mientras más digitalizada la sociedad, mayor igualdad entre los ciudadanos.
Para efectos de política pública, la nube es una herramienta estratégica para el funcionamiento del gobierno y la prestación de sus servicios. Todos los servicios del Estado, del Poder Legislativo y Judicial deben estar en la nube.
La nube y la digitalización son el antídoto contra la corrupción y el mal funcionamiento del gobierno. La Nube genera una visión colectiva de la acción pública, establece procesos en la red y optimiza costos.
El infierno. Estados Unidos cuenta con 40% del total de los Hyperscale Data Center a nivel mundial y casi la mitad de capacidad global de servicios en la Nube.
Pero hoy se les investiga por Ofcom en Europa. Amazon Web Services (AWS) y Microsoft tienen una participación de mercado combinada de 60-70%. Google apenas con 5-10%. Estas empresas se conocen como “hiperescaladores” y se les acusa de falta de interoperabilidad, altos costos de salida y altos márgenes.
Europa ha promovido “La década digital”, sustentada en la nube con empresas europeas, inversiones directas en su territorio y obligó a EUA a suscribir un acuerdo para fortalecer el concepto de Puerto Seguro en materia de transferencia de datos personales. Advierte una amenaza en materia de competencia económica y protección de datos.
La nube es la única herramienta vital, para garantizar la ciberseguridad en una sociedad geopolítica llena de desconfianza y donde la misión de transformar digitalmente a la sociedad no puede detenerse.
La nube es al mismo tiempo el continente de una sociedad digital y, paradójicamente, la base de su desconfianza.