Luego del escándalo de Centro Poblados, del cual se ha hablado ampliamente en casi todos los medios del país, una de las últimas decisiones de la ministra saliente Karen Abudinen fue abortar el proceso de adjudicación de recursos para fortalecimiento de medios de comunicación. La convocatoria se lanzó en su momento de acuerdo al marco normativo que permitió la implementación del artículo 105 de la Ley 2063 de 2020. Había sobre la mesa 85 mil millones pesos que hubieran servido a decenas de empresas dedicadas a este cambiante negocio de la información.
Desde el gremio Asomedios que agrupa a grandes casas periodísticas, canales, emisoras e impresos, hubo un duro pronunciamiento ante el anuncio de dar por terminada la convocatoria. El objetivo era entregar recursos a diferentes medios de comunicación que fueron severamente afectados por la pandemia. Los recursos, una vez desembolsados, deberían utilizarse para proyectos de migración y actualización tecnológica necesaria e inminente ante la realidad de este nuevo orden mundial. Asomedios explicó que le "causa especial extrañeza que ninguno de los proyectos presentados por los medios, 354 en total, haya cumplido con los requisitos establecidos en la convocatoria, incluso después de subsanar los errores encontrados en una primera etapa de revisión".
El problema de flujo de caja de los medios, especialmente impresos, (también pequeños regionales), es monetizar el nuevo consumo de tráfico digital. Según la Asociación Colombiana de Medios de Información AMI, para muchos medios el canal digital se ha convertido en el medio más importante, en algunos casos el único. Los nuevos formatos permiten llegar directamente a los consumidores, y algunos inclusive han registrado un récord de crecimiento en lectores y tráfico. El lío está en que la torta publicitaria digital está prácticamente capturada por el duopolio de Google y Facebook. Un caso interesante para la Superintendencia de Industria y Comercio, entidad que con los últimos dos superintendentes se ha dedicado a estudiar este tipo de anomalías en otros mercados. Lo más grave es que Google y Facebook no remuneran a los creadores de los contenidos, ni a los usuarios, ni a los medios.
Siempre se ha dicho que dentro de los medios de comunicación trabajan por separado las áreas administrativas, de soporte y directivas con respecto al grupo de periodistas, integrantes de las redacciones y lo que llaman ahora creadores del contenido. Supuestamente sucede lo mismo en las entidades financieras que cuentan con unidades de Banca de Inversión. La teoría dicta que analistas de proyectos de banca de inversión no deberían discutir ciertos temas sensibles de lo que hacen con otros ejecutivos bancarios, por ejemplo, de las áreas de crédito. En el tema en discusión de hoy creo que algunos que trabajamos creando contenidos para los medios, y colegas periodistas de diversas plataformas, debemos sumar esfuerzos desde los medios, y afuera de ellos, para lograr sentar una voz que mande un mensaje directo a este y al siguiente gobierno. Si no hacemos algo entre todos, el duopolio digital va a seguir quebrando las empresas que hoy comunican las noticias al país. ¿Vamos a dejar que el duopolio se apropie de los recursos sin hacer algo?