Ayer los amantes del cine volvieron a ver las puertas de algunos teatros de nuestro país abiertas. La industria del ocio y del entretenimiento se comienza a reactivar poco a poco, en el caso de las salas de cine, luego de casi siete meses de esperar sin vender una sola boleta.
El movimiento que genera el cine va más allá de la boletería, los alimentos y las bebidas. En el caso de nuestro país, muchas salas están dentro de centros comerciales, que tienen por supuesto ventas marginales sobre los espectadores, antes y después de la función. La experiencia, salvo contadas excepciones, es de mínimo parejas o grupos familiares.
Este efecto multiplicador hace que la vida e ingresos de los centros comerciales dependan significativamente de los teatros, así como de las zonas de comidas. Al reactivar teatros, poco a poco se van a ir recuperando los centros comerciales. Seguramente los comerciantes serán diferentes, ya que hoy la oferta de locales para arrienda es muy alta en volumen y baja en precios. Muchos comerciantes se tardarán meses o años en volver si es que lo hacen, si es que no quebraron.
En industrias como el ocio, las variables cualitativas son preponderantes. Medir la satisfacción del usuario es más complicado, aunque hoy con la tecnología disponible se supone que las empresas pueden mejorar los sondeos, encuestas y captura de información sensible. Los datos pueden servir para mejorar procesos y tomar decisiones de oferta, precio y servicio.
La experiencia no tiene un precio claro. Hay personas que han desarrollado relaciones de pareja alrededor de ese tipo de planes. Hay familias enteras que llevan a sus hijos semana tras semana a ver las novedades de las películas. Hay usuarios intensivos que se ven la misma película varias veces.
Con la llegada de las plataformas OTT habrá muchos que se queden en sus casas. La infinidad de películas y series que hay en ese nuevo universo digital es impresionante. En las casas no están los efectos de sonido, el ambiente de luz baja y en general toda la pantalla dedicada a un solo contenido.
En el caso de las OTT, muchas veces la tableta, móvil u otro dispositivo tiene competencia directa con las notificaciones del usuario. Muchas veces la conectividad no continua, hace la experiencia un poco accidentada. En una sala de cine no dependemos de la conexión a internet.
Royal Films, Cinemark Colombia, Cinépolis y Cinemas Procinal prendieron sus pantallas hace pocas horas. Cine Colombia ha informado que por ahora sigue trabajando en una fecha de reapertura en 2021. Esto hace pensar en que vienen con ofertas tecnológicas y elementos especiales que están preparando. Me alegro que una gran parte de la industria se haya logrado acomodar. No estoy seguro de cuántos empleos se habrán perdido, pero una gran proporción volverán.
Ojalá las salas tengan el movimiento que se necesita, que vengan buenas películas y novedades. Seguro para muchos amantes del séptimo arte, los protocolos de bioseguridad serán algo inusuales o incómodos al principio. Como ha pasado en todas las demás industrias en el mediano y largo plazo la gente simplemente se acostumbrará. Nada mejor que volver a ver una película en cine este fin de semana. Voy a ver cualquiera, la verdad es más por volver a la experiencia.