Cambien la narrativa
viernes, 30 de agosto de 2024
Jorge Hernán Peláez
El presidente Gustavo Petro desde la época en la que era senador opositor al gobierno anterior comenzó a hacer propuestas para que el Banco de la República imprimiera más billetes para prestarle al gobierno que tenía un gran descuadre de caja por efectos de la pandemia de del coronavirus.
Ahora en su calidad de mandatario vuelve con la propuesta para que su gobierno pueda reparar con ese dinero a las víctimas del conflicto armado. Los economistas, en términos generales, advierten que esa “solución” inmediatamente dispara la inflación poniendo en riesgo la economía de un país, por acercarse demasiado a escenarios de hiperinflación. Recordemos que en América Latina países como Argentina, Bolivia, Nicaragua, Perú y Venezuela han sufrido este fenómeno. Otras naciones lejanas como Alemania, Austria, Hungría o Polonia también han pasado por este doloroso camino.
Los académicos expertos explican que en muchos casos el modelo de imprimir moneda para financiar programas de gobierno inevitablemente se sale de control en corto tiempo. El caso de la hiperinflación de Bolivia en la mitad de la década de los 80 fue exactamente eso, una depreciación de la moneda brutal en menos de dos años por un programa similar al que esta proponiendo el presidente Petro actualmente. Para ser más exactos, en el período comprendido entre abril de 1984 y agosto de 1985, los precios en promedio aumentaron 625 veces en apenas diecisiete meses.
Ante la propuesta inviable, algunos analistas explican que hay muchas otras alternativas de financiar programas sociales sin tocar la independencia del Banco de la República. El país tiene abiertos los canales internacionales de líneas diferentes de crédito y hay espacio para invertir aquellos recursos que no han sido adecuadamente ejecutados de este año e inclusive del año pasado también. El acuerdo al que llegó el gobierno con los bancos me parece que es una fórmula que abre un camino de muchas posibilidades. Se evitó el maloliente concepto de “inversión forzosa” y los bancos pusieron una cifra de recursos mucho más alta que al que el gobierno esperaba para ser usados como líneas de crédito en la necesaria reactivación económica.
El Banco de la República ha venido gradualmente reduciendo tasas de interés, lo que eventualmente también se convertirá en un elemento de mayor impulso a la reactivación económica. Hay otras decisiones que puede tomar la entidad, complementando las de su política monetaria, que también pueden ayudar a irrigar recursos al mercado sin tener que imprimir un solo billete. Las herramientas más conocidas son las medidas de liquidez como compra de títulos de deuda pública y privada en el mercado secundario para “mover” lo que se conoce entre los tesoreros como M1: el agregado monetario.
Lo más importante en economía son las señales que se envían al mercado por parte de un gobierno. Una señal equivocada puede generar distorsiones por la incertidumbre. Una señal adecuada genera confianza e inversión. En la narrativa usada por este gobierno hay poco de confianza hacia los mercados. Al contrario, el intensivo uso de redes sociales con textos que parecen escritos por adolescentes en rabietas, ha generado una gran duda que al final termina afectando a toda la economía. Necesitamos cambiar las señales y abandonar la guerra de redes sociales.