El negocio de 2024
viernes, 2 de agosto de 2024
Jorge Hernán Peláez
El pasado martes se conoció la oferta formal por parte de la multinacional Millicom con respecto a inversiones que pretende hacer en dos de las compañías de telecomunicaciones en nuestro país: Tigo y Telefónica. En el caso de Tigo, Millicom ya posee la mitad de las acciones desde la época de la fusión del 2014. El otro accionista es EPM que deberá pasar por un proceso de aprobación en el concejo de la ciudad. El alcalde Federico Gutiérrez, que ahora es el presidente de la junta directiva de EPM, cree que este procedimiento podrá ser solventado con prontitud. La otra inversión que pretende hacer Millicom es en Colombia Telecomunicaciones, sociedad que tiene como accionista mayoritario a Telefónica y como minoritario al Ministerio de Hacienda, representante del estado colombiano. Pocas horas después del anuncio internacional, el Ministerio de Hacienda emitió un comunicado explicando que ya está evaluando la oferta. No creería que el gobierno vaya a rechazar ese dinero que claramente le hace falta en momentos de apretón fiscal. Una vez se compren las acciones de las partes, la idea de MIllicom es fusionar las empresas, sin saber todavía cómo será el manejo de las marcas.
Millicom habla de invertir alrededor de US$1.000 millones para quedarse con las acciones de las tres partes y la totalidad del negocio, que a hoy cuenta con más de 35 millones de usuarios de telefonía móvil de ambas compañías. La aprobación depende de un concepto de abogacía de la competencia de la Superintendencia de Industria y Comercio, que debe velar por las condiciones de la operación, para que no se vaya a afectar la dinámica del mercado. En teoría, la consolidación de esta gran corporación supone un nuevo panorama para el operador más grande de la industria, la mexicana Claro, que según señalamiento de la Comisión de Regulación de Comunicaciones CRC, ostenta posición de dominio. Con la nueva película pasan dos cosas muy importantes en el mercado: desaparecen las inversiones públicas (se vuelven todas privadas) y se desvirtúa la posición de dominio del más grande.
La alianza viene en proceso de cocción desde el año pasado cuando ambas compañías, Tigo y Telefónica, anunciaron que juntaban su infraestructura para competir por el espectro 5G. El MinTIC los autorizó para participar, a sabiendas de una necesaria capitalización de Tigo que finalmente se pudo realizar una vez el anterior alcalde de Medellín renunció. Una semana después mágicamente Millicom capitaliza lo necesario para pagar renovaciones de espectro anteriores y poder tener flujo de caja y así pujar en la subasta 5G. Un gran interrogante de todo el proceso es si en algún momento esta unión obliga a realizar la respectiva devolución de espectro, o si las condiciones de la subasta anterior ya permiten un mercado en donde no hay topes de espectro por operador. En el caso de las empresas públicas hay algunos que opinan que se debe realizar el proceso de enajenación de acciones de acuerdo a lo previsto en la ley 226 de 1995. En el fondo son trámites que se deberán surtir, pero a la larga el anuncio de Millicom es una ganancia en el corto plazo para usuarios, gobierno, reguladores y competidores. Sin duda estamos ante el negocio de las telecomunicaciones más importante de 2024.