No es de talla menor la indignación que ha producido en las últimas horas en el país el aplazamiento del inicio del proceso de vacunación en Cali, por unas horas, ante la “importantísima” y “muy necesaria” presencia del Ministro de Justicia en el evento. No tengo nada personal contra el funcionario. Ni siquiera lo conozco en persona. Jamás he hablado con él por teléfono. En un chat que fue reproducido rápidamente por colegas y reporteros se observa a un funcionario de la Gobernación del Valle advertir a los integrantes del grupo de prensa que el cubrimiento cambiaba de hora de 10 a.m. a 2 p.m. para “esperar” a que llegara el ministro y ahí si poder vacunar. Una bofetada a nuestra triste realidad. Se volvió más importante la foto y el vídeo que la verdadera intención de todo esto que es la de salvar vidas.
A una gran mayoría de gobernantes locales y funcionarios nacionales les encanta la presencia de cámaras y micrófonos. Hay unos que creen que salir en medios más veces es mejor. No se fijan en la calidad sino en la cantidad. Empezando por nuestro presidente que decidió mantener para siempre el espacio de televisión de las 6p.m., que ya ni los periodistas de los medios revisan. ¿Quién sabe cuántas horas de producción previa deben hacer decenas de subordinados para el show al aire diario? Por años oímos las críticas en varios sectores políticos a Hugo Chávez por su destemplado y burdo “Aló Presidente” y resulta que en Colombia caímos en lo mismo. Hay gobernadores, alcaldes, ministros y concejales que viven diariamente pensando en cómo salir al aire. Tienen como objetivo sonreír en la cámara, hacer su balance de gestión, o “free press” como si esto fuera el “Truman Show”. Recordemos que en esa película de los años 90 protagonizada por Jim Carrey, la sociedad entera seguía por televisión continuamente al personaje que tenía instaladas cámaras en su casa y sitio de trabajo. En ese momento no se había popularizado Internet como ahora, “Truman Show” fue una gran crítica a la industria publicitaria. La verdad el director se quedó corto. Lo que vemos hoy en Internet es una gran amplificación de ese fenómeno con los influenciadores.
Desde Roy Barreras hasta Gustavo Petro. Desde Álvaro Uribe Vélez hasta Iván Cepeda. Desde Samuel Moreno hasta Noemí Sanín. Desde Ernesto Samper hasta Andrés Pastrana, quien además de presentador de noticias, fue alcalde de Bogotá y luego Presidente. No importa el color del partido ni el cargo. Todos los camaleones y animales políticos tienen la pantalla como una gran prioridad.
No siempre salir más veces en televisión o radio es favorable para el personaje. Es igual que con los productos de consumo que se exceden en campañas publicitarias hasta agotar a las audiencias. Terminan generando rechazo desde los consumidores. En el mundo del mercadeo hay ejemplos de buenos productos que no necesitan tanta exposición e igual se venden. Un caso de éxito es Apple. Hay productos que son malos y cuando se sobreactúan en medios terminan de hundirse más rápido. Lo mismo está pasando con los políticos y la vacunación. Salgan de la cámara y trabajen que para eso los elegimos. Ya muchos perdieron la poca credibilidad que les quedaba. Lo mejor que pueden hacer es acabar de una buena vez con el “Truman Show”.