Fedesarrollo finalizó en abril del 2021 un estudio denominado “Tributación y contrabando: el caso de los cigarrillos en Colombia”. Esta investigación aborda tres frentes relevantes en el tema de contrabando de cigarrillos: la relación de impuestos con contrabando, la relación del contrabando de cigarrillos con consumo y salud; y la relación del contrabando de cigarrillos con niveles de criminalidad. El estudio completo será presentado el próximo martes en el marco de un evento organizado por el Consejo de Empresas Americanas junto a otras entidades y organizaciones.
Las conclusiones de ese estudio reciente revelan que el número de consumidores de cigarrillo ilegal, así como las cantidades consumidas de cigarrillo ilegal se incrementaron en 150% en los últimos cuatro años en el país, con el agravante de que las mafias dedicadas al cigarrillo de contrabando han sido las grandes ganadoras en medio de la emergencia por el covid-19. Este delito y sus efectos negativos son determinantes en el camino que emprende el país para incrementar recaudo. Estamos buscando reducir endeudamiento y poder financiar algunas políticas de inversión social. La Federación Nacional de Departamentos estima que por cuenta del contrabando de cigarrillos el país dejó de recibir más de $1,5 billones entre 2017 y 2020.
El cálculo podría ser mayor contando las industrias indirectas afectadas.
El precio es la principal razón por la que los consumidores compran contrabando. Hay que tener en cuenta que el valor del impuesto en el precio final en el producto legal es del 50%. Es un error ignorar que el aumento del cigarrillo de contrabando se debe al aumento de impuestos. Durante 2020 el consumo de cigarrillos ilegales en el país aumentó cuatro puntos porcentuales en comparación con lo registrado en 2019, llegando a un nivel de 34%. Si sigue la tendencia de crecimiento de esta manera, en unos años se estima que el consumo ilegal podría ser hasta del 50%.
Según otro estudio de la firma Invamer conocido este año, algunos departamentos como Antioquia, Atlántico, Córdoba y Valle del Cauca podrían considerarse zonas del país en donde hay consumidores de cigarrillos ilegales habituales. En esos lugares hay un inusitado crecimiento en el consumo ilegal con respecto al año 2019. Los departamentos de la Costa Caribe tienen comportamientos similares con cifras igual de preocupantes. El promedio el consumo de cigarrillos ilegales sobrepasó la mitad del mercado con un registro del 67%, 14 puntos porcentuales más que en 2019 y más de 30 puntos porcentuales por encima del promedio del país.
Algunas mafias organizadas de narcotráfico en el mundo han comenzado a recibir los pagos en diferentes tipos de activos. Se ha multiplicado el uso de las criptomonedas por que la tecnología blockchain ofrece anonimidad. Otra modalidad es el pago en especie, por ejemplo, con cargamentos llenos de cigarrillos ilegales, resulta una alternativa de bajo perfil para lavar dinero vendiendo a distribuidores del mercado negro. Un caso interesante para que el Estado con sus diferentes oficinas trabaje en combatir este flagelo para así poder mejorar los niveles de legalidad y recaudo. Igualmente se debe trabajar en una campaña de mayor conciencia en los consumidores que todavía fuman. Pues si siguen fumando, que se la fumen por lo legal.