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Jorge Hernán Peláez

La victoria de Donald Trump en las elecciones de Estados Unidos supone un giro en la política exterior, en donde se verán en el muy corto plazo decisiones y acciones al respecto de la crisis Rusia - Ucrania y el conflicto en Medio Oriente.

A nivel económico, la promesa de campaña se ha centrado en la famosa frase de Trump: “Make America Great Again” de donde viene el eslogan Maga. Como parte de las decisiones Trump ya ha anunciado que va a imponer aranceles de hasta 60% para los productos que exporta China y un arancel de hasta 10% a los productos provenientes de la Unión Europea.

Con los nuevos aranceles, Trump busca favorecer a las industria estadounidense ante la feroz competencia exterior. Es natural que también los europeos y China respondan con medidas similares.

En el caso de China, en guerra comercial con Estados Unidos desde la administración anterior de Trump, el impacto económico de esos nuevos aranceles es de un valor significativo para ambas partes. Algunos productos chinos sencillamente dejarán de entrar al mercado occidental. En 2023 el déficit comercial entre Estados Unidos y China cambió 27% pues el gobierno de Biden impuso algunos aranceles a productos específicos.

La idea de Trump es imponer aranceles totales, exceptuando el tema de los suministros. La respuesta de China puede ser de dimensiones devastadoras para algunos. Por el lado del viejo continente el nuevo arancel tiene un impacto delicado para algunos de los 27 países que integran la UE.

El año pasado la comunidad exportó cerca de 500.000 millones de euros en diferentes tipos de bienes a Estados Unidos. Alemania, Italia e Irlanda, son los de mayor afectación al ser los que más exportan. Alemania sola representa cerca de 158 mil millones de euros.

Con los aranceles, y otra serie de medidas locales, la administración Trump espera que la economía de su país se vuelva a dinamizar. El mayor crecimiento económico podría venir acompañado de inflación superior al objetivo que se viene fijando la Reserva Federal.

Trump ha dicho explícitamente que quiere que la política monetaria sea distinta, con el objetivo de devaluar la moneda y hacer más competitivas las exportaciones de los industriales norteamericanos. Un movimiento de tasas para frenar la potencial inflación generaría esa devaluación parcialmente, con lo cual el crecimiento económico se verá más rápido.

El tema de impuestos para empresas gringas también se modificará. Trump prometió varias veces durante la campaña que buscará disminuir el impuesto a las sociedades desde 21% hasta 15%, con especial énfasis en compañías que fabrican sus productos en Estados Unidos. Dentro del paquete de medidas también está la idea de eliminar impuestos sobre los ingresos de propinas, aliviando el flujo de caja de los hogares y consumidores.

Prometió por otra parte que no tocará o creará nuevos impuestos al patrimonio de las familias acaudaladas. Las compañías tecnológicas tendrán un tratamiento preferencial, ya que Estados Unidos busca ganar la carrera de la inteligencia artificial que actualmente tiene a China como líder. No es gratis el acompañamiento de Elon Musk, quien seguirá asesorando en temas económicos al gobierno. Esperemos que Maga reactive la economía mundial por el bien de todos.

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