La preocupación por la desigualdad va en aumento. Hasta la directora del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva, ha expresado la necesidad de diseñar políticas, sobre todo tributarias, que reduzcan la concentración del ingreso y de la riqueza.
Un primer paso es conocer el nivel de desigualdad y su evolución a lo largo del tiempo. Hay un cierto consenso en que el Gini es un buen indicador del nivel de concentración.
Los países le han dado mucha relevancia al Gini que se deriva de las encuestas de hogares. Esta información que corresponde, fundamentalmente, a los ingresos laborales, no permite conocer la riqueza (tierras, propiedades inmobiliarias, acciones, activos financieros…) de las personas. En la encuesta de presupuesto, realizada en 2018, el ingreso mensual promedio de los hogares del decil superior es de $9,8 millones.
Estas familias no son ricas. Este monto de ingresos correspondería, por ejemplo, al de una pareja de profesores universitarios, que gana cada uno alrededor de $5 millones mes. El Gini de ingresos laborales, en Colombia está alrededor de 0,53. Esta medición la publica el Dane cada año.
Para tener una información más completa, la Cepal, el Banco Mundial y Naciones Unidas, insisten en que los países tengan otras fuentes diferentes a las encuestas de hogares. Proponen mirar la riqueza y el patrimonio. La Cepal ha mostrado que a medida que se van introduciendo componentes de la riqueza el Gini se incrementa de manera importante.
Las diferencias entre el Gini del ingreso laboral, y el Gini que incluye alguna dimensión de riqueza es significativa. En Chile las medidas respectivas son 0,45 y 0,72. En Uruguay 0,39 y 0,67. En México 0,50 y 0,78. En Colombia no se conoce de forma regular el Gini de la riqueza. Esta publicación la debería realizar la Dian a partir de las declaraciones de renta.
El tercer Gini es el de concentración de la tierra en las zonas rurales. De acuerdo con el Censo Nacional Agropecuario del 2014 el índice es de 0,93. La desigualdad aumentó entre los censos de 1960 y 2014. Este Gini lo debería publicar de manera regular el Igac.
El cuarto Gini es el de la concentración bursátil, que tendría que estimar anualmente la Bolsa de Valores de Colombia. Apenas se han realizado, por parte de algunos investigadores, estimaciones ocasionales. Por temor a poner en evidencia la alta concentración, se ha tendido un velo de oscuridad sobre la evolución de este Gini.
Y, finalmente, el quinto Gini es el de concentración de la propiedad inmobiliaria. La información está disponible en los catastros de las ciudades grandes y medianas. La publicación debería ser anual y estaría en cabeza de las oficinas de catastro de estas ciudades. Los bienes inmobiliarios se han convertido en un activo de inversión y de especulación importante.
La publicación regular y sistemática de estos cinco Gini permitiría que la discusión sobre la desigualdad sea más integral. La sociedad tiene el derecho de conocer las dimensiones que ha adquirido la concentración del ingreso, de las tierras y de la riqueza. Y estos Gini serían un instrumento muy útil de la política pública.
Es conveniente advertir, además, que estas mediciones todavía no son suficientes. Los ricos siguen escondiendo sus activos en los paraísos fiscales, que son atractivos porque, precisamente, ocultan la información.