Analistas 31/03/2023

Desigualdades

Jorge Iván González
Profesor de U. Nacional y Externado

Uno de los artículos del plan de desarrollo dispone que cada año se publiquen cinco medidas de desigualdad: ingresos laborales, riqueza, inmobiliaria, tierras, activos financieros. La conjunción de estos indicadores permite tener una visión más comprehensiva de los cambios en la desigualdad.

La igualdad se puede interpretar de maneras muy diversas. A la pregunta más básica, ¿igualdad de qué?, Amartya Sen responde: “de las capacidades básicas”. En condiciones ideales la política pública debería crear las condiciones para que cada persona amplíe el espacio de sus capacidades, de tal forma que pueda llevar a cabo el tipo de vida que considera valioso.

Para avanzar en esta dirección es indispensable contar con mediciones cuantitativas, que permite observar la evolución de la desigualdad. La aproximación conceptual de Sen apenas se puede captar de manera imperfecta, y una de las aproximaciones es el Gini que, no obstante sus limitaciones, es un instrumento adecuado para determinar la magnitud de la desigualdad. Las cinco aproximaciones permiten observar la distribución desde diferentes ópticas.

El Gini de ingresos laborales es el que usualmente se estima a través de las encuestas de hogares. Es el indicador más conocido. En 2021 el Gini fue de 0,523. Esta medición es limitada porque a través de las encuestas de hogares no es posible conocer la distribución de la riqueza. Los ingresos reportados en las encuestas de hogares son relativamente bajos y, entonces, la desigualdad termina subvalorada. El ingreso promedio mensual de un hogar del decil 10, el más rico, es de $12 millones. Este tipo de hogar sería, por ejemplo, el de una pareja de profesores universitarios. Claramente, no se trata de los hogares más ricos.

Puesto que las encuestas de hogares no captan la riqueza, organismos internacionales, como la Cepal y el Banco Mundial, han propuesto observar la concentración incluyendo medidas de riqueza. Y, precisamente, este es el segundo indicador que se propone en el artículo del plan de desarrollo. Aunque la información se puede obtener a través de las declaraciones de renta en poder de la Dian, el Gini de la concentración de la riqueza no se está publicando. Este Gini es superior al de los ingresos laborales. De acuerdo con las estimaciones de Garay y Espitia, en 2017, el Gini de la concentración del patrimonio de personas naturales fue de 0,6819.

El tercer Gini, que no se está calculando, es el de la concentración de la propiedad inmobiliaria. La fuente de información son los catastros de las ciudades grandes e intermedias. Actualmente, no se sabe cuál el es grado de concentración de la propiedad inmobiliaria.

El cuarto Gini es el de la propiedad agropecuaria. Las estimaciones que se realizaron con la información del Censo Agropecuario de 2014 indican que el Gini podría ser de 0,92. El nivel de concentración es elevadísimo. Pero, de nuevo, este dato apenas se conoce de manera ocasional, y no existe una serie que permita observar su evolución a través del tiempo.

Y el quinto Gini lo debería publicar la Bolsa de Colombia. Se trata de la concentración bursátil, que también es muy alta. Como no se está publicando, no es posible seguir su evolución a lo largo del tiempo. Aunque en el país se habla de la democratización del mercado accionario, en la práctica no ha sucedido así, y todo indica que el nivel de concentración es elevado.

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