Los recursos para infraestructura no deben provenir de la venta de 57,61% de Isagen sino de las reservas. El gobierno insiste en vender a Isagen. De acuerdo con las declaraciones del ministro de Hacienda, se estima que con la venta se obtendrían $5,2 billones. No hay argumentos claros que justifiquen la venta de Isagen. La única razón que ha dado el Ministro es la necesidad de contar con recursos para financiar las inversiones de infraestructura de cuarta generación (4G).
La venta de Isagen no es conveniente. El gobierno debería financiar los proyectos de infraestructura - y otros más - con reservas. Actualmente (febrero 2015) el país cuenta con US$47.000 millones de reservas. Se supone que las reservas sirven de colchón en las épocas de vacas flacas. Y ahora que los precios internacionales del petróleo y de los hidrocarburos han bajado, es el momento de utilizar parte de las reservas. Se podría pensar, por ejemplo, en disponer de unos US$4.000 millones. Esta cifra es relativamente pequeña y es compatible con los indicadores que sirven para determinar el nivel óptimo de reservas.
Las reservas se han valorizado en pesos. Entre junio y noviembre de 2014 su monto pasó de $90 billones a $111 billones. El aumento fue de $21 billones. Es decir, cuatro veces los recursos provenientes de la venta de Isagen. Y como la devaluación se sigue acentuando, el valor de las reservas en pesos continuará aumentando. Si una de las ventajas de la devaluación es la mayor disponibilidad de recursos en pesos, no hay razones para no utilizar estos dineros en los proyectos de 4G. La mayor parte de las obras de infraestructuras se pagan en pesos, así que lo lógico sería utilizar parte de las reservas en la financiación de la infraestructura que necesita el país.
Existen cuatro argumentos a favor de la utilización de las reservas, y en contra de la venta de Isagen. Primero, la devaluación se está expresando en una caída de las importaciones, así que el indicador que mide la relación entre las reservas y los meses de importaciones aumenta. Esta tendencia amplía el margen de utilización de las reservas.
Segundo. Aunque todo indica que la rentabilidad de los bonos del Tesoro de los Estados Unidos va a aumentar, por ahora su rendimiento continúa siendo muy bajo (0,23% año). Como la mayoría de las reservas están invertidas en estos bonos, se pierde muy poco si a una parte se le cambia el destino.
Tercero. Isagen está pasando por muy buen momento. Y, sobre todo, después de poner en operación a Hidrosogamoso. El año pasado las utilidades fueron de $436.000 millones, y los ingresos operacionales se elevaron a $2,32 billones (16% más altos que los de 2013).
Cuarto. La devaluación del peso permite contrarrestar los efectos negativos de la caída de los precios internacionales de los minerales y de los hidrocarburos. El impulso de las obras de infraestructura, incluso más allá de 4G, favorecen la inversión y el empleo.
En síntesis, en lugar de vender Isagen, se debería recurrir a las reservas para financiar las obras de infraestructura 4G. Esta solución garantiza un buen manejo de las reservas y, además, permite que en el futuro se puedan seguir aprovechando los excedentes de Isagen. Desgraciadamente, el ministro de Hacienda cerró la discusión. Ha argumentado de manera equivocada, y en tono dogmático, que sin la venta de Isagen no hay recursos para la inversión en los proyectos 4G. Su ortodoxia no le permite mirar hacia otros lados.