Dinámica de las ciudades y modernización del campo. La dinámica actual de las grandes ciudades únicamente es sostenible si la aglomeración urbana se piensa en el contexto regional. La modernización del campo supone el respeto al medio ambiente. Las máquinas se hacen con aire, fuego y agua. La teoría económica ha olvidado que los factores de producción primarios son los recursos naturales y las personas. La vida en las ciudades es imposible sin los recursos que ofrece el campo.
La brecha urbano/rural se ha ampliado. Los informes de la Misión para el Empalme de las Series de Empleo, Pobreza y Desigualdad (Mesep) son contun- dentes: la pobreza ha disminuido en el país, pero la brecha entre el campo y la ciudad se ha ido incrementando. Además, la desigualdad es más acentuada en el campo que en las ciudades. Mientras que en Colombia el Gini que mide la concentración de la propiedad de la tierra es de 0.85, en Corea es 0.35 y en Japón 0.38. La desigualdad que existe en Colombia es escandalosa frente a los parámetros internacionales. Albert Berry, uno de los miembros de la Misión Rural, muestra que esta concentración secular del ingreso y de la propiedad ha tenido impactos negativo en el mercado de tierras y en la productividad.
Acuerdos de paz. En las conversaciones de La Habana el desarrollo del sector rural ha sido uno de los temas centrales. Se debería aprovechar esta coyuntura para hacer transformaciones estructurales en el campo: prediales progresivos que obliguen a pagar más a quien tiene más, ordenamiento territorial (la ley orgánica de ordenamiento territorial que se aprobó hace dos años es muy débil), política de asentamientos humanos, mejoramiento de las vías, facilidades de crédito, asistencia técnica, aumento de las coberturas en educación y salud, solución de necesidades básicas, especialmente de agua potable. Es bueno recordar que más de la mitad de los municipios del país no tienen agua.
Intervención pública débil y desbalanceada. La acción del Estado ha sido débil y desigual. El gasto y la inversión pública en el campo han caído de manera continua en los últimos 15 años, tal y como se desprende del Informe de Desarrollo Humano, Colombia Rural, Razones para la Esperanza. Y la poca acción del Estado ha sido desigual (por regiones y sectores), sin que se haya buscado la convergencia y la equidad. En lugar de hacer énfasis en los subsidios a la demanda como se ha hecho en los últimos años, se le debe dar prioridad a los subsidios a la oferta. La productividad de las fincas pequeñas y medianas puede mejorar si los servicios ofrecidos por el Estado son adecuados.
Podemos ser optimistas. Los integrantes de la Misión Rural conocen el sector, tienen una mirada integral y, sobre todo, están convencidos de la necesidad de proponer alternativas estructurales.