Pierre Salama murió el 9 de agosto, a los 82 años. Profesor emérito de la Universidad Paris XIII. Visitó varias veces el país, y tuvo especial cercanía con las universidades de Antioquia y Nacional. Fue miembro correspondiente de la Academia Colombiana de Ciencias Económicas desde 2019.
Se preocupó por mostrar la pertinencia del pensamiento de Marx para entender las sociedades contemporáneas, sobre todo las latinoamericanas. Siempre trató de entender, desde una mirada integral, los acontecimientos políticos y económicos de esta región. Su cercanía con Argentina, Brasil, México y Colombia le permitieron tener una visión de conjunto, que se nutrió de los equipos de investigación que consolidó en cada país. Siempre creyó en la importancia del trabajo colectivo.
Su primer éxito editorial fue en 1975 con el libro “Sobre el Valor”, que retoma las discusiones que plantearon Marx y Engels sobre el significado del trabajo productivo, el origen de la plusvalía, la naturaleza del valor de cambio. Participó activamente en el debate sobre la transformación de valores a precios. Estas reflexiones sobre la naturaleza del valor se han ido dejando de lado. La pregunta por el significado del dinero ha quedado relegada en medio de las preocupaciones por el manejo de la cantidad de dinero, y por el control de la inflación. Ha quedado atrás la advertencia de Marx sobre las distorsiones causadas por al fetichización de la mercancía, que en la sociedad capitalista lleva al ocultamiento de las relaciones de explotación.
Los trabajos posteriores de Salama se centraron en el examen de la inflación en los países de América Latina, y en las características de las aperturas. Denunció el carácter excluyente de los procesos de integración, que no permitieron cerrar las brechas sociales. La apertura de finales de los ochenta y principios de los noventa, que él califica de “brutal”, se ha expresado en un modelo de desarrollo excluyente. Este proceso ha reforzado las desigualdades. La apertura no fue exitosa porque no estuvo acompañada del Estado, y en el proceso de “destrucción creativa” terminó primando la destrucción. Salama le dio relevancia a las economías ilegales y mostró su incidencia sobre los mercados financieros, la producción y la estabilidad política.
En sus estudios sobre la informalidad y la pobreza destacó la necesidad de que los gobiernos luchen “contra las dos V”: vulnerabilidad y volatilidad. Insistió en que las economías latinoamericanas son especialmente volátiles. Y estas fluctuaciones acentúan las vulnerabilidades. La lucha contra la pobreza tiene que estar acompañada de una mejor distribución del ingreso y de la riqueza. El mejoramiento de las condiciones de vida de los pobres es una dimensión “constitutiva” del crecimiento de la economía.
En sus análisis de los mercados de capitales, Salama destacó el proceso de “financiarización”, que se expresa como una asimetría creciente entre los activos financieros y los reales. La distancia entre ambas variables es cada vez mayor. Se han ido creando pirámides financieras sin base real. En esta lógica participan las empresas y los gobiernos. Numerosas industrias obtienen más ganancia especulando en el mercado financiero, que produciendo bienes. Y, por su parte, los gobiernos han llevado sus saldos de deuda a niveles sin precedentes, estimulando la especulación en el mercado de capitales. Esta dinámica termina acentuando la volatilidad del PIB y del empleo.