Hoy lanzamos la cuarta edición de Riesgo Político América Latina 2024, reporte que mide los 10 principales riesgos que enfrentará la región, claves para la toma de decisión en el mundo público y privado.
Un año intenso para América Latina, en un contexto internacional caracterizado por la incertidumbre geopolítica y económica. Habrá que poner foco en la evolución de varios conflictos, como Ucrania-Rusia, Israel-Palestina, China-Taiwán, y la rivalidad estratégica entre Estados Unidos y China. Se suma un “tsunami electoral”, con alrededor de 80 procesos electorales en unos 70 países a nivel mundial, destacando las elecciones en Estados Unidos, India y Taiwán.
A nivel económico, las proyecciones del Fondo Monetario Internacional para 2023 son en torno a 2,3% del PIB y se estima que 2024 debería rondar esa cifra. La región crecería menos que el promedio mundial, se encaminaría a una nueva década perdida (2014-2023, creciendo a menos de 1% del PIB anual) y no sería capaz de hacerse cargo de demandas sociales cada vez mayores y sofisticadas.
En lo político, el ciclo electoral latinoamericano incluye seis comicios presidenciales: El Salvador, México, Uruguay, Panamá, República Dominicana y Venezuela. Mientras, la atención política estará en Argentina con el primer año del presidente Javier Milei, su plan de shock y su falta de mayoría en el Congreso. En Brasil, la pregunta es si Lula podrá sostener el nivel de popularidad actual ante una derecha fortalecida en el Congreso, y si logrará perfilarse como un líder regional.
Al mirar el mapa político regional, este año no será ni de “mareas rosas” ni de “olas azules”. Se anticipa que habrá un debilitamiento del voto de castigo a los oficialismos, un mayor balance entre continuidad y cambio, lo que generará una mayor diversidad ideológica de los mandatarios. La prevalencia de gobiernos de izquierda o centroizquierda (“marea rosa”) que existía en América Latina a inicios de 2023 se vio reducida por los triunfos de mandatarios de derecha o centroderecha en Paraguay, Ecuador y Argentina, y algo similar podría ocurrir este año.
A nivel de riesgos políticos, nuestro informe vuelve a revelar que el principal es la inseguridad, crimen organizado y narcotráfico: ocho de cada 10 países con las tasas de homicidios más altas del mundo se encuentran en Latinoamérica y el Caribe. El segundo lugar es ocupado por el aumento de la corrupción e impunidad, seguido por la desafección democrática (3º); la gobernabilidad bajo presión y rápida pérdida de apoyo (4º), el aumento de flujos migratorios (5º), la radicalización de las protestas sociales (6º), la inestabilidad internacional (7º), el deterioro del clima de negocios (8º) el impacto de la tecnología en la política (9º) y, por último, la vulnerabilidad frente al cambio climático (10º).
Sin embargo, América Latina tiene una oportunidad única de dar el salto: los minerales críticos para la economía del futuro se encuentran en la región, como el cobre, cobalto, níquel o el litio, donde Bolivia, Argentina y Chile concentran cerca de 60% de las reservas mundiales. Así lo entienden las grandes potencias, que han seguido mirando con atención la región a través de iniciativas globales como Alianza para la Prosperidad Económica en las Américas (Apep) de Estados Unidos, la Franja y la Ruta de China, y la iniciativa Global Gateway de la Unión Europea. El liderazgo político tiene la palabra.