Las elecciones presidenciales del pasado domingo 29 de mayo significaron una ruptura en la historia de nuestro país por la victoria, en primera vuelta, de dos candidatos independientes: Gustavo Petro del Pacto Histórico y Rodolfo Hernández de la Liga de Gobernantes Anticorrupción, quienes se disputan la llegada a la Casa de Nariño. Ante la incertidumbre de lo que pueda suceder en la segunda vuelta presidencial, los colombianos merecemos el desarrollo de un debate de ideas y propuestas, alejado de lo que hasta ahora hemos presenciado.
La voluntad del pueblo expresada en las urnas fue muy clara; el anhelo por el cambio es lo que acude al país. Pero ¿Quién es realmente la persona idónea para asumir semejante encargo?. Despejar las dudas que hoy asaltan a muchos ciudadanos solo será posible en medio de un debate serio, que brinde la oportunidad de analizar a fondo las dos propuestas políticas en competencia.
Los candidatos se nos están quedando cortos a la hora de comunicar sus propuestas. Hasta ahora la desinformación y los discursos populistas, escasos de argumentos aterrizados, han sido la vergonzosa estrategia para pescar en río revuelto y hundir a los oponentes. Es preciso que las campañas retomen el rumbo correcto y en estos últimos días empiecen a generar una discusión pública sobre los temas que afectan al país.
La gente quiere tener mayor claridad de hacia dónde iría Colombia bajo la visión de cada uno de los candidatos.
Estos últimos quince días serán de intensa actividad política para cerrar el ciclo electoral. Esperamos que tanto Hernández como Petro expliquen cuáles son los compromisos concretos que asumen en materias como el desarrollo regional, las reformas macroeconómicas, la salud, la educación, la desigualdad, la transición energética, el cambio climático, los servicios públicos y demás temas de interés nacional. El protagonismo de las fórmulas vicepresidenciales, Marelen Castillo, de Hernández, y Francia Márquez, de Petro, en estos debates será determinante para darle un giro positivo a las campañas. Es motivo de celebración el hecho de que volvamos a tener una vicepresidencia a cargo de una mujer y aún más que sea una representante de la comunidad afrocolombiana, que se daría en cualquiera de los casos.
Los colombianos estamos bailando en el filo de una navaja y si nos dejamos distraer de la verdadera contienda, llegaremos a las urnas guiados por las mentiras, la crispación y la confusión. Debemos exigir un debate centrado en nuestra realidad con propuestas claras acerca de cómo sostener los subsidios a las nóminas para asegurar empleos, o los recursos para la matrícula cero, la devolución del IVA y los distintos programas que han surgido para mitigar el impacto de la crisis económica mundial sobre las familias más vulnerables. La democracia está siendo amenazada por el populismo y no podemos caer en este sucio juego.
Dado que vivimos un proceso político crucial por los cambios que se avecinan desde una u otra orilla, no se debe bajar la guardia en estos días. La reconfiguración del mapa político del país, exige toda la atención y reflexión por parte de los ciudadanos, quienes al estar bien informados saldrán a expresarse mejor. El candidato que va a ganar es el que logre unir a los colombianos, de izquierda, centro y derecha, solo quien convoque esa sinergia tendrá la oportunidad de conducirnos a un verdadero cambio.