¿Nos cumplirá Hidroituango?
Con el reloj corriendo en contra, continúan profundizándose las dudas acerca de la entrada en operación de las dos primeras unidades de generación de Hidroituango, que tienen plazo hasta antes del próximo 30 de noviembre, para ponerse en marcha. La falta de claridad sobre los avances de la megaobra, la fecha y los mensajes equivocados que han enviado en los últimos días los responsables del proyecto, entre otros conflictos, mantienen al sector con los dedos cruzados para que no se presente un nuevo retraso.
El que sería el mayor proyecto hidroeléctrico en la historia de Colombia solo ha dejado, hasta ahora, graves e irreparables consecuencias sociales, económicas y ambientales, que aún no se superan. Ahora más que nunca, los tropiezos del fallido proyecto de Hidroituango se están sintiendo en todo el país con el desmedido aumento en las tarifas de la energía, que afecta a los hogares colombianos en estos tiempos de alta inflación.
Los constantes incumplimientos se han convertido en el pan de cada día. Este año fueron dos, las fechas anunciadas para el inicio de las primeras unidades de generación, en un principio se dijo que se encenderían el pasado 26 de julio y después que el 15 de octubre.
Ninguna se cumplió y va corriendo el tiempo para el último plazo que llegaría con una multa de cerca de US$130.000 millones, según la Comisión de Regulación de Energía y Gas (Creg).
Además de la sanción mencionada, el impacto financiero para las Empresas Públicas de Medellín (EPM) con la pérdida del cargo por confiabilidad, calculado en US$30 millones al año y otras multas adicionales, sería descomunal.
A este aterrador panorama hay que sumarle los riesgos que supone el cambio de contratistas para la última fase del proyecto, que nos mantiene en vilo por los nuevos problemas que podría suscitar, arriesgándonos a un desabastecimiento.
La ampliación, por cuarta vez, del plazo de las fechas para la recepción de las ofertas definitivas de las empresas que compiten por quedarse con las obras finales de Hidroituango, han alimentado la preocupación sobre el futuro del proyecto, dejando en evidencia la ligereza que ha reinado en el proceso. Con denuncias sobre improvisados cambios en el pliego de la licitación que buscan favorecer a una de las empresas, se posan nubes negras sobre un proceso que desde el principio ha sido cuestionado.
La politización de Hidroituango está amenazando la culminación de la megaobra. Los egos e intereses personales antepuestos al beneficio nacional, están añadiendo nuevos ceros a la extensa factura. Los colombianos exigimos información clara sobre la culminación del proyecto y el cumplimiento de la meta de entrar a generar energía antes de diciembre. Que el alcalde de Medellín, Daniel Quintero, y EPM, tengan claro que si no se enciende la primera unidad en la fecha pactada, se deben asumir las responsabilidades y hacerse válidas las pólizas.