Seguir abriéndole el paso al hidrógeno
El fuerte impacto que tendrá, en la canasta familiar, los anunciados incrementos de los precios de la gasolina, revive la discusión sobre la alta dependencia que tiene el país hacia este combustible, y la necesidad de acelerar la transición energética. Las innumerables consecuencias que se avecinan, reafirman la urgencia que tenemos de contar con otros vectores energéticos cómo el hidrógeno verde, que puedan reemplazar los combustibles tradicionales, además de conducirnos a una producción más limpia y sostenible.
Entre las múltiples bondades del hidrógeno verde, encontramos que al producirlo a partir de fuentes de energías renovables se genera sin emitir dióxido de carbono, también que puede ser almacenado durante largos períodos de tiempo y para su transporte es posible utilizar los mismos canales e infraestructuras del gas, además puede destinarse al consumo doméstico, comercial, industriales o de movilidad. En resumen, el hidrógeno de cero emisiones es un combustible fundamental en la descarbonización, que por sus beneficios será obligatorio en la construcción de un futuro energético seguro y amigable con el medio ambiente.
Aunque en el último año, Colombia ha registrado importantes progresos en la emergente industria del hidrógeno de bajas emisiones, pasando del quinto al segundo lugar de los países con más avances en la región en cuanto a su implementación, según New Energy e Hinicio, todavía nos encontramos a mucha distancia de lograr su integración a la matriz energética.
Por nuestros vientos, radiación solar, recursos hídricos y ubicación geográfica, tenemos todo el potencial para lograr una producción competitiva, que nos permita ingresar a la economía global del hidrógeno, pero antes se deben superar importantes desafíos como: concretar nuevas inversiones destinadas al desarrollo de tecnología, construir infraestructura, desarrollar nuevos procesos de industrialización, lograr la implementación en los distintos sectores de la economía, multiplicar los proyectos renovables, entre otros.
Gracias a la Ley de Transición Energética (2099 de 2021), en la que establecimos las primeras bases para el despliegue del hidrógeno azul y verde como vector energético sostenible; la Hoja de Ruta del Hidrógeno en Colombia, fijada por el Gobierno anterior, con metas de inversión y producción a 2030 - 2050; y el decreto 1476 de 2022, que reglamentó algunas disposiciones contenidas en la mencionada ley, el país hoy cuenta con 2 proyectos hidrógeno en operación y 9 en desarrollo, que están liderando la modernización y transformación del sector.
El interés manifestado por varias empresas alrededor de este combustible, los acuerdos internacionales que se han firmado para generar sinergias en la defensa del sector, así como las inversiones que se proyectan en el corto plazo, marcan un buen inicio para esta innovadora industria, que necesita todo el apoyo del Gobierno Nacional para seguir avanzando.
Para lograr una transición energética sólida es clave seguir trabajando en los planes de expansión del hidrógeno de cero y de bajas emisiones, a través de lineamientos de políticas públicas que continúen en el sentido de garantizar los beneficios establecidos, así como también impulsar su desarrollo, producción, investigación, almacenamiento, distribución y uso. Tenemos que persistir en abrirle paso a esta emergente industria en Colombia, si queremos un futuro energético limpio, seguro y sostenible.