Todos por la economía
El equipo de Investigaciones económicas de Corficolombiana presenta esta semana su informe de perspectivas para 2023 con el título: todos por la economía. En dicho informe se analizan los retos de la economía colombiana para el próximo año, después de un 2022 exitoso en materia de actividad económica con una cifra de crecimiento de 8%, envidiable en el contexto internacional.
La proyección de crecimiento para 2023 de Corficolombiana es de 1,5%, superior a la de otros grupos de análisis y a la del Banco de la República, que prevé una modesta expansión de 0,5%. Dicha cifra tiene una interpretación optimista, si se tiene en cuenta la senda de expansión postpandemia de los últimos dos años y la compleja coyuntura a nivel internacional. No obstante, advierte de las dificultades que enfrentarán los hogares, las empresas privadas y el sector público en medio del endurecimiento de las condiciones financieras a nivel global, que en la esfera local se han amplificado por múltiples factores.
Esta desaceleración de la economía se dará en un contexto de inercia inflacionaria. Es probable que durante los primeros meses del próximo veamos la inflación por encima de niveles de 10%. Durante el segundo semestre la inflación debería empezar a ceder para ubicase en un nivel cercano a 7% para fin del año próximo. Es importante tener en cuenta que, si este pronóstico se materializa, Colombia tendrá la tasa de inflación más alta en 2023 de los países comparables en la región.
Esto supondrá que el Banco de la República, después de llevar tu tasa de referencia a 12% o 12,5%, tendrá poco espacio para reducir tasas el próximo año. Dicha ventana de recorte de tasas solo se abriría si la Reserva Federal de los Estados Unidos reduce sus tasas en algún punto del segundo semestre del año entrante.
En este contexto de inercia inflacionaria y altas tasas, el acceso a financiamiento será clave tanto para el sector público como el privado. La agenda de reformas planteada por el Gobierno y las cuentas fiscales deben tener en cuenta el cambio en las condiciones financieras de los mercados globales. El nuevo gobierno ha prometido un cambio, lo cual es sin lugar a duda bienvenido, en un país con tantos problemas estructurales, como el nuestro, atravesado por la desigualdad y la exclusión que genera un mercado laboral mayoritariamente informal.
Este cambio, no obstante, no ocurre, ni puede ocurrir, en el vacío. La posibilidad de cambio está actualmente mediada por condiciones financieras más difíciles, por lo cual el Gobierno debe reconciliar su agenda de reformas con una situación financiera más adversa, lo que implica modular sus expectativas de gasto social en procura de mayores eficiencias y de una agenda de proyectos transformadores, y no de solo transferencias sociales e iniciativas fragmentadas y montos pequeños de poco impacto. El sector privado, por su parte, debe jugar un papel activo en la búsqueda de motores de cambio, impulsando las iniciativas que hagan de Colombia un país más incluyente, pero sin dejar de reclamar condiciones más favorables para los proyectos de emprendimiento formal. El balance del próximo año estará en función de la capacidad que tengamos entre todos de alcanzar acuerdos y proteger la creación de riqueza con un carácter social transformador. Un año de todos por la economía.