Durante el gobierno del presidente Petro, la extensa red vial secundaria y terciaria de Colombia será atendida a través del programa ‘Caminos Comunitarios de la Paz Total’. Sin embargo, el gran desafío radica en asegurar que las inversiones previstas se traduzcan efectivamente en las obras necesarias en las distintas regiones, dado el riesgo asociado a la corrupción que esto conlleva.

Las vías primarias en Colombia son las troncales, transversales y accesos a capitales de departamento, cuya función principal es integrar las principales zonas de producción, consumo y conexión con otros países. Estas vías son atendidas por el Instituto Nacional de Vías (Invias) y la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI).

El resto de la red vial del país está compuesta por vías secundarias y terciarias. Según el Invias, en Colombia hay 142.284 km de vías terciarias, de los cuales 90% está en regular y mal estado. Además, hay 45.137 km de vías secundarias, de los cuales se han inventariado 39.615 km y solo se ha evaluado el estado del 60%. Según esta evaluación, 87% de la red secundaria se encuentra en regular y mal estado. Por otro lado, no se tiene certeza de los inventarios de los caminos ancestrales del país.

La falta de una infraestructura vial adecuada ha dificultado el acceso a servicios esenciales y el desarrollo en estas áreas. Sin embargo, el gobierno colombiano ha dado un paso importante para abordar esta problemática a través del programa ‘Caminos Comunitarios de la Paz Total’, como parte de su Plan Nacional de Desarrollo ‘Colombia Potencia de la Vida’.

Este programa se propone intervenir 33.100 km de vías regionales y caminos ancestrales con una inversión planificada de $8 billones durante el cuatrienio del presidente Petro. La meta es mejorar la infraestructura vial y, al mismo tiempo, promover la paz, el desarrollo rural y la inclusión social en todo el país. Esto permitirá un flujo más eficiente de bienes y servicios, lo que fomentará la comercialización de productos agrícolas y abrirá nuevas oportunidades para el turismo sostenible en muchas regiones.

Esta iniciativa también busca consolidar territorios de paz, brindando una mayor presencia del Estado en zonas históricamente afectadas por el conflicto armado. La presencia institucional será una herramienta poderosa para promover la convivencia pacífica y facilitar el acceso a servicios básicos, al sentar las bases para un desarrollo sostenible y una mayor integración social.

Las intervenciones incluirán actividades de mejoramiento y rehabilitación, entre las que se encuentran: construir placa huella, realizar obras de drenaje como filtros, cunetas y alcantarillas, construir bateas, implementar técnicas de ingeniería verde y colocar señalización vertical, como también actividades de reconstrucción de infraestructura para devolverla al estado inicial.

No obstante, las buenas intenciones de este programa se ven amenazadas por un enemigo común y persistente: la corrupción. La historia de Colombia está marcada por casos de desvío de recursos, malversación de fondos y proyectos inconclusos debido a prácticas corruptas. Con ‘Caminos Comunitarios de la Paz Total’, el riesgo de que la corrupción socave los objetivos y beneficios del programa es una realidad latente.

Por lo tanto, es esencial fortalecer los mecanismos de control y supervisión. La sociedad civil debe involucrarse activamente, siendo una veedora atenta y denunciando cualquier indicio de irregularidades. Las instituciones encargadas de la ejecución del programa deben actuar con integridad y eficiencia, para garantizar así la correcta utilización de los recursos y la calidad de las obras.

El éxito del programa ‘Caminos Comunitarios de la Paz Total’ dependerá de una gestión integral y transparente por parte del gobierno, así como de la participación y vigilante de las comunidades involucradas. Con la reciente designación de una nueva directora de Invias, se abre una nueva oportunidad para implementar un seguimiento efectivo y un monitoreo constante de todo el proceso, lo que augura una verdadera transformación en la red vial y una mejora significativa en la calidad de vida de quienes habitan en las regiones más alejadas del país.