En el Día Internacional contra la Corrupción, celebrado el 9 de diciembre de 2023, se buscó resaltar el vínculo crucial entre la lucha contra la corrupción y la paz, seguridad y desarrollo. En su núcleo, está la noción de que abordar este crimen es un derecho y una responsabilidad de todos, y que solo a través de la cooperación y la participación de cada persona e institución podemos superar el impacto negativo de este flagelo.
La Convención de las Naciones Unidas contra la Corrupción (Cnucc) se erige como el único instrumento legalmente vinculante y universalmente aceptado en la lucha contra la corrupción. Su enfoque integral y el carácter obligatorio de muchas de sus disposiciones la convierten en una herramienta única para desarrollar una respuesta integral a un problema global. La gran mayoría de los Estados miembros de las Naciones Unidas son partes de esta convención, lo que resalta su importancia y alcance a nivel mundial.
La Cnucc aborda cinco áreas principales: medidas preventivas, criminalización y aplicación de la ley, cooperación internacional, recuperación de activos y asistencia técnica e intercambio de información. Su cobertura incluye diversas formas de corrupción, desde el soborno hasta el abuso de funciones, abarcando también actos corruptos en el sector privado.
Con el tema de este año, en el vigésimo aniversario de su protocolización, “Cnucc a los 20: Uniendo al Mundo Contra la Corrupción”, se celebra no solo este hito significativo en los esfuerzos globales contra la corrupción, sino también las mejoras logradas gracias a los esfuerzos colectivos respaldados por la Convención. Examinar las brechas restantes es crucial para garantizar que este mecanismo continúe fortaleciéndose en los años venideros.
Un aspecto clave para combatir la corrupción es empoderar a la juventud mediante la educación. La corrupción roba a los jóvenes, obstaculiza su acceso a la educación y afecta su capacidad para vivir en sociedades seguras, justas e inclusivas. El acceso a la educación es clave, pues capacita a los jóvenes para reconocer y rechazar la corrupción, actuar con integridad, tomar decisiones éticas, liderar con el ejemplo y exigir responsabilidad a líderes y tomadores de decisiones.
La corrupción ataca los cimientos de las instituciones democráticas al distorsionar los procesos electorales, pervertir el estado de derecho y crear marañas burocráticas que solo existen para el soborno. En una democracia, los sistemas legales y políticos protegen los derechos y libertades de los ciudadanos, mantienen el orden y fomentan el funcionamiento eficaz del país. La buena gobernanza y el rechazo de la corrupción son la base del desarrollo, la paz y la seguridad. En este sentido, es esencial promover la libertad y los derechos humanos para fortalecer la confianza pública en los gobiernos.
Asimismo, es fundamental abogar por la integridad judicial. La corrupción en el sistema judicial priva a las personas de su derecho a un juicio justo y puede llevar a que las fuerzas del orden ignoren el crimen. Abordar la corrupción depende de un sistema judicial independiente donde los jueces actúen con integridad.
Por su parte, la corrupción en el sector privado pone en riesgo la calidad de los productos, pues distorsiona la competencia leal e influye en el aumento de los costos. En este sentido, detectar y mitigar los riesgos y fomentar una cultura de integridad en todas las cadenas de suministro, con capacitaciones de ética y cumplimiento anticorrupción, puede fortalecer el valor de la marca, mejorar el rendimiento empresarial y atraer y retener el talento calificado.
La corrupción también facilita todos los aspectos de los delitos que afectan al medio ambiente y es un impulsor significativo del cambio climático. Un motivo más para hacerle frente a prácticas no debidas es el de preservar la flora y fauna, lo que mantiene los ecosistemas funcionales y saludables.
En el Día Internacional contra la Corrupción y más allá, la esperanza reside en la conciencia creciente de que la corrupción nos afecta a todos y que solo a través de esfuerzos colaborativos podemos forjar un futuro más justo y transparente para las generaciones venideras.