Contratos que cambian el juego
martes, 22 de julio de 2025
José Joaquín Ortiz García
En un mundo donde la infraestructura impulsa el desarrollo, los contratos estandarizados están revolucionando la ejecución de grandes obras. Modelos como los de la Federación Internacional de Ingenieros Consultores, Fidic, y el sistema NEC del Reino Unido, utilizados en Europa, Asia y por organismos como el Banco Mundial, garantizan claridad, equilibrio en riesgos, resolución ágil de disputas y gestión profesional. En América Latina, sin embargo, la contratación pública ha dependido de modelos tradicionales, con entidades redactando contratos propios, a menudo ambiguos, desequilibrados y vulnerables a conflictos o sobrecostos.
Perú lidera el cambio regional. Desde el Decreto 021-2020, el país autorizó contratos Fidic y NEC, y en 2024, un acuerdo con NEC Contracts y el gobierno británico consolidó la adopción del NEC4, traducido al español latinoamericano en abril de 2025. El Ministerio de Economía y Finanzas impulsa guías, proyectos piloto y capacitaciones para aplicar estos contratos en obras y mantenimiento vial, buscando cerrar una brecha de infraestructura de US$110.000 millones. El éxito de los Juegos Panamericanos de Lima 2019, gestionados con NEC, demuestra su eficacia en proyectos complejos.
Ecuador avanza más lentamente. Está reformando su sistema de compras públicas, inspirándose en contratos estandarizados para introducir esquemas como diseño-construcción y mecanismos de resolución de disputas, similares a las Juntas de Resolución de Disputas de Fidic. El Ministerio de Obras Públicas busca agilizar proyectos en municipios y prefecturas, con apoyo de organismos internacionales. Sin embargo, la inestabilidad política y restricciones legales, como la prohibición de arbitraje internacional en ciertos casos, dificultan el proceso.
Los contratos estandarizados destacan por cuatro ventajas. Primero, claridad: cláusulas probadas globalmente reducen ambigüedades. Segundo, equilibrio: distribuyen riesgos justamente, evitando controversias. Tercero, profesionalización: figuras como el Project Manager (NEC) o el Engineer (Fidic) aseguran supervisión técnica. Cuarto, prevención de conflictos: herramientas como las Juntas de Resolución de Disputas (Fidic) o los sistemas de alerta temprana (NEC) priorizan soluciones colaborativas. Estas características mejoran la ejecución y pueden combatir la corrupción al limitar la discrecionalidad.
La transición no es fácil. Perú invierte en capacitar a funcionarios y contratistas, enfrentando una curva de aprendizaje exigente. Ecuador necesita programas similares para superar barreras políticas y legales. La transparencia de estos contratos ayuda contra la corrupción, pero requiere compromiso político y una cultura de rendición de cuentas.
Colombia está rezagada. Sus leyes no facilitan los estándares internacionales, y su inversión en infraestructura (3% del PIB) está lejos de 5%-7% necesario para ser competitiva. La Cámara Colombiana de la Infraestructura, CCI, miembro de Fidic y representante de Colombia, puede liderar el cambio. A través de la Fidic Academy, la CCI ofrece acceso a formación en contratos estandarizados para funcionarios y profesionales de ingeniería, fortaleciendo capacidades para proyectos complejos.
Para acelerar este cambio, invito a profesionales, funcionarios y empresarios a participar en la Global Infrastructure Conference 2025, organizada por Fidic en Ciudad del Cabo, Sudáfrica, del 21 al 23 de septiembre. Este evento reunirá a expertos mundiales para compartir innovaciones en contratación y gestión de infraestructura, ofreciendo a Colombia una oportunidad única para adoptar estándares globales.
La infraestructura latinoamericana necesita contratos que prioricen resultados. Perú y Ecuador marcan el camino, pero su éxito depende de capacitación, estabilidad y compromiso anticorrupción. Colombia debe actuar, liderada por la CCI y con un diálogo entre el Congreso, gremios y universidades. Nuestros profesionales están listos; el marco legal debe estarlo. La conferencia de Ciudad del Cabo es el primer paso para conectar con el futuro de la infraestructura.