En el marco de la conferencia global de infraestructura organizada por la Federación Internacional de Ingenieros de Consulta, Fidic, se lanzaron documentos guía sobre descarbonización de la infraestructura y conservación de la biodiversidad. Por primera vez escuché el concepto de “nature-positive infrastructure”, lo que significa infraestructura que genera impactos positivos en el ambiente natural. Es un desafío para el sector generar propuestas creativas para que esto se materialice.
En 2015, la asamblea general de las naciones unidas adoptó la agenda para el desarrollo sostenible al 2030, que incluye los 17 objetivos de desarrollo sostenible (ODS). En el mismo año se firma el acuerdo de París, donde 196 estados se comprometieron en el marco de la COP21 a limitar el calentamiento global por debajo de 2 grados, preferiblemente 1,5 grados Celsius, comparado con niveles pre-industriales.
Los ODS son centrales a todo lo que hacemos; y todo lo que hacemos los impacta. Al recorrerlos es claro que se necesita infraestructura para lograr varios de estos objetivos, y especialmente infraestructura sostenible, para no afectar los relacionados con el clima y la vida en el planeta.
Es allí precisamente donde tenemos que poner la atención al momento de desarrollar proyectos, desde su concepción, pasando por la construcción y la operación.
El documento titulado “Un manual para el desarrollo de infraestructura positiva para la naturaleza.” Elaborado en colaboración con la WWF -el fondo mundial para la naturaleza- y la consultora británica Aecom es una guía para que en cada proyecto de infraestructura que se ejecute, se tenga en cuenta la forma como se aumentará el valor a la biodiversidad y la naturaleza.
Es, por analogía, en términos de gemelos digitales, un “BIM” (Building Information Model) de naturaleza, donde el proyecto incluya no solamente el modelo digital de la infraestructura, sino también de la naturaleza que se va a mejorar.
Según la Ocde, para lograr infraestructura de calidad y sostenible se deben tener en cuenta varios principios, entre los que se tienen: maximizar el impacto positivo de la infraestructura para lograr un crecimiento y desarrollo sostenibles, mejorar la eficiencia económica teniendo en cuenta el costo durante todo el ciclo de vida, integrar consideraciones ambientales y sociales en las inversiones en infraestructura, construir resiliencia frente a desastres naturales y otros riesgos y fortalecer la gobernanza de la infraestructura.
Con esos principios en mente, la visión de futuro sería algo así: uno en el cual las comunidades sean cuidadosamente planificadas e integradas, para que haya un desarrollo equilibrado y respetuoso con el medio ambiente. Esto incluirá la generación y uso de energías sostenibles, políticas que reduzcan al mínimo la generación de residuos, construcciones integradas con la naturaleza, edificios que generen su propia energía y utilicen materiales sostenibles, la preservación y creación de espacios verdes y la provisión de áreas de recreación, absorción de carbono y hábitats para la biodiversidad.
En Colombia, proyectos como el viaducto el Gran Manglar, en la vía que sale de Cartagena hacia Barranquilla, son ejemplo de obras de infraestructura que han tenido una consideración de aporte positivo al medio ambiente y la sociedad desde su concepción. El diseño usado en este proyecto minimizó el impacto sobre el manglar de la ciénaga al usar tecnología de punta que redujo en 97% la afectación ambiental, generando además una compensación con siembra y cuidado de nuevos manglares.
Adicionalmente, el trabajo con la comunidad generó actividades de capacitación en el cuidado de la biodiversidad, pesca sostenible y proyectos ecoturísticos que incluyen actividades como el avistamiento de aves. El monitoreo que se ha hecho posterior a su construcción muestra que las condiciones de biodiversidad han sido mejoradas, así como la capacidad productiva de las comunidades aledañas.
Es ampliamente conocido que la infraestructura es uno de los principales impulsores de la pérdida de biodiversidad; sin embargo, es necesaria para el logro de los ODS. Por esta razón, es clave incorporar consideraciones de infraestructura sostenible para que su impacto sea también positivo en la naturaleza.