Tras un prolongado período de sequía ocasionado por el Fenómeno del Niño, finalmente llovió en las zonas cercanas a los embalses que alimentan el sistema hídrico de Bogotá. Durante este tiempo, la ciudadanía ha demostrado su compromiso al reducir el consumo de agua, y el liderazgo del alcalde se hizo sentir al monitorear de cerca los efectos del racionamiento en los embalses. Sin embargo, esta lluvia no marca el fin de nuestras preocupaciones. Es importante analizar detalladamente las necesidades de consumo de la población y del sector agropecuario y planificar la infraestructura para el embalsamiento y tratamiento de aguas, con el fin de asegurar la sostenibilidad del suministro hídrico.
En cuanto a la demanda de agua, resulta crucial examinar el crecimiento demográfico de la capital en los últimos años. El Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), en estrecha colaboración con la Alcaldía de Bogotá y la Secretaría Distrital de Planeación, ha desarrollado proyecciones de población basadas en el Censo Nacional de Población y Vivienda de 2018. Además, el DANE ha implementado el Sistema de Información de Estadísticas de Migración (SIEM), una herramienta fundamental para organizar, consolidar y difundir datos sobre la migración. Estas fuentes de información permiten evaluar con precisión las futuras necesidades de consumo de agua en la ciudad.
En cuanto a la infraestructura existente para satisfacer las necesidades de abastecimiento de la población, la Empresa de Acueducto de Bogotá opera tres sistemas principales. El Sistema Chingaza incluye los embalses de Chuza y San Rafael, junto con el subsistema río Blanco, y cuenta con la planta de tratamiento Francisco Wiesner. El Sistema Sumapaz abarca la cuenca alta del río Tunjuelo e incluye los embalses de La Regadera y Chisacá, así como la laguna de Los Tunjos o Chisacá. Este sistema cuenta con las plantas de tratamiento La Laguna y El Dorado, además del subsistema Cerros Orientales con las plantas de tratamiento Vitelma y Yomasa. Por otro lado, el Sistema Tibitóc - Agregado Norte incluye el embalse de Aposentos y los embalses de Neusa, Sisga y Tominé que cumplen la función de regular el Río Bogotá. Este sistema cuenta con la planta de tratamiento Tibitó.
En adición a la infraestructura para abastecer agua al consumo humano, existe una importante infraestructura destinada a la agricultura. Los Distritos de Riego La Ramada y Fúquene - Cucunubá, situados en Cundinamarca, son áreas especializadas en la agricultura con sistemas de riego que aprovechan recursos locales. La Ramada se enfoca en cultivos como cereales, legumbres y frutales, mientras que Fúquene - Cucunubá se dedica principalmente a productos como papa, cebolla y zanahoria. Estos distritos desempeñan un papel crucial en la producción agrícola y el progreso económico de la región.
Estas obras de infraestructura tienen una historia compleja que involucra planeación, construcción, solución de problemas y puesta en operación. A menudo, se subestima el tiempo y los desafíos involucrados en estos procesos. Por esta razón, es fundamental que las expansiones y mejoras futuras en estas infraestructuras se comiencen a planificar desde ahora, considerando las demandas futuras y garantizando la sostenibilidad del suministro de agua en la ciudad.
Las firmas de ingeniería del país están plenamente preparadas para afrontar los retos que implica la planificación, diseño y construcción de nuevas infraestructuras, asegurando así el suministro adecuado de agua tanto para el consumo humano como para la agricultura.
El desafío del agua en Bogotá es multifacético y requiere una acción decisiva y sostenida. Desde la gestión del consumo humano hasta el apoyo a la agricultura, cada aspecto del suministro de agua necesita atención cuidadosa y planificación a largo plazo. Es hora de reconocer no solo los logros pasados, sino también la urgente necesidad de mirar hacia adelante y garantizar que las futuras generaciones disfruten de un suministro de agua seguro y sostenible.
Este es un llamado a la acción para todas las partes interesadas, desde los ciudadanos hasta los líderes gubernamentales y las empresas de ingeniería, para trabajar juntos en la preservación de este recurso vital para nuestro bienestar y desarrollo.