Ya casi
sábado, 5 de julio de 2025
José Joaquín Ortiz García
En Bogotá, cada vez que se construye sobre lo existente, se enfrenta una realidad más compleja de lo que se ve en los renders. La adecuación de la Avenida 68 al sistema TransMilenio no ha sido la excepción. Este corredor, esencial para integrar el occidente de la ciudad con la Primera Línea del Metro, avanza en su recta final tras casi cinco años de obra.
El proyecto fue adjudicado en 2020, dividido en nueve tramos para facilitar su ejecución. Las obras comenzaron poco después, en medio de la pandemia. Desde entonces, se han venido sorteando dificultades técnicas, jurídicas y administrativas propias de intervenir una avenida en uso, manteniendo la movilidad de peatones, ciclistas, buses y vehículos particulares.
Uno de los mayores desafíos ha sido trabajar sin contar con todos los predios. A cuatro años de iniciada la construcción, aún hay predios por adquirir. Entre la calle 10 y la calle 11, por ejemplo, hay cuatro que no han sido entregados, lo que impide completar los carriles mixtos y comenzar el espacio público, dado que primero se deben trasladar las redes. Estos “lunares” de no resolverse a tiempo, probablemente terminarán construyéndose en la etapa de mantenimiento. El trámite de compra de predios es responsabilidad del IDU, y es claro que la estructuración contractual no fue lo suficientemente robusta para asegurar disponibilidad antes del inicio de obra.
Otra dificultad ha sido la coordinación con empresas de servicios públicos. Maniobras como el traslado de redes de energía, telecomunicaciones o acueducto pueden tardar hasta seis meses. Enel, ETB, la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá, todas ellas deben actuar con diligencia, y desde la Alcaldía se requiere presión constante para que así sea.
A esto se suman los tiempos para la aprobación de precios no previstos. A medida que avanza la construcción, se identifican obras que no estaban contempladas en el contrato original. Es necesario entonces crear nuevos ítems, con sus respectivas justificaciones técnicas y precios. La discusión y aprobación involucra a contratistas, interventores y supervisores del IDU, quienes deben tener la preparación técnica y la disposición para hacerlo con celeridad. En uno de los tramos, por ejemplo, fue necesario incluir una estación de bombeo que no estaba en el diseño original, lo que exigió definir un precio nuevo y ajustar el plan de trabajo.
El tramo entre la calle 13 y la avenida de las Américas, donde se ubica la estación calle 11, ha sido especialmente complejo. El deprimido que se construye allí -estructura crítica del proyecto- conecta con la Avenida Américas y estará listo, si todo sale bien, el 24 de abril de 2026. Se trata de una obra de gran escala, con tablestacas de contención ya ejecutadas al 100%, pero cuya construcción se ha hecho a pedazos, en parte por lo angosto del espacio disponible y por la dificultad para operar maquinaria de gran tamaño en medio del tráfico. La aprobación de cada Plan de Manejo de Tráfico, indispensable para avanzar, ha tomado semanas e incluso meses.
Por fortuna, el personal de la interventoría ha sido un apoyo fundamental. El equipo técnico vinculado ha logrado estudiar con profundidad cada área del contrato, aportar soluciones y acompañar de forma rigurosa al IDU y al contratista en la toma de decisiones.
Aún falta. En abril de 2026 se espera tener lista la obra, pero su entrada en operación dependerá también de que TransMilenio haya recibido los buses necesarios y estén listos para operar. Además, quedará pendiente la entrega y recepción formal de la estación de bombeo por parte de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado.
Ha sido un proceso difícil, y para muchos vecinos, traumático: cerramientos, polvo, ruido, acceso limitado a viviendas y negocios. Pero ya se empieza a notar la transformación. Donde antes había tráfico desordenado, hoy hay pasos peatonales, ciclorrutas y estaciones en obra que prometen reordenar la movilidad. En sectores como la estación calle 11, se observa un aumento en las ventas y la valorización de predios por la expectativa del nuevo sistema.
Falta poco. Un poco más de paciencia y mucha más eficiencia de parte de todos -contratistas, interventores, IDU, empresas de servicios públicos, Secretaría de Movilidad, Alcaldía- para que Bogotá tenga, por fin, esta troncal en operación. Ya casi.