El mito del éxito y la felicidad
En los últimos años el concepto de felicidad ha ido adquiriendo mayor interés en la podríamos decir que se ha convertido en una moda y también en una industria millonaria que moviliza a miles de personas que buscan la felicidad. También es cierto que, a medida que esta idea y aspiración ha ido en aumento, se han generado ciertas ideas erróneas o mitos alrededor de ella.
Paul Dolan, autor de varios libros sobre felicidad, introduce la idea de las narrativas sociales que se han establecido a lo largo del tiempo y cómo algunas de ellas han nutrido el imaginario sobre cómo debería ser la felicidad y los medios para alcanzarla; uno de estos mitos tiene que ver con la idea de que debemos ser exitosos para ser felices.
Tal vez les ha sucedido en algún momento de la vida pensar que, cuando se tiene el trabajo perfecto, el matrimonio feliz, el cuerpo ideal, la casa y los hijos, será el momento para disfrutar de la vida y ser felices. Nos ha pasado a muchos, pues, fue la narrativa con la que crecimos y la que proponía que en la vida “deberíamos” alcanzar una serie de metas específicas antes de poder empezar a gozar de los frutos cultivados.
Dentro de estas narrativas sociales, la percepción de éxito se ha convertido en una sola y nos ha encasillado con la idea irreal de que todos los seres humanos aspiramos a lo mismo. Crecimos con la idea de que la vida debería ser de cierta manera para todas las personas y nos sorprende o parece extraño cuando conocemos individuos cuyo éxito no está regido por las dinámicas sociales, sino que ha sido establecido por ellos mismos.
Una idea de felicidad que propone una meta futura que alcanzaremos después de una serie de eventos en nuestra vida, pero al mismo tiempo aleja la felicidad del presente y nos hace sentir como si no pudiésemos sentirnos satisfechos con nuestra vida aquí y ahora.
“Voy a ser feliz cuando...” es una frase común que hace evidente los peligros de caer en esta trampa si pensamos que la felicidad es algo que obtendremos a futuro sin sentir satisfacción con nuestra vida presente. En otras palabras, una “carrera hedonista” donde pensamos que entre más logremos o tengamos seremos más felices y así, la felicidad se vuelve elusiva.
Entonces, ¿qué podemos hacer para no caer en esta trampa? Varios expertos traen sus percepciones con respecto a esa idea. Mo Gawdat, autor del libro “El algoritmo de la felicidad”, afirma que debemos replantear la idea sobre el éxito y la felicidad e invertir la ecuación; debemos conectarnos con nuestras fortalezas y pasiones, con la capacidad de vivir una vida con sentido para así poder trabajar desde la felicidad y así ser exitosos.
Martin Seligman, por su parte, habla sobre la vida significativa, por medio de la cual reconocemos y potenciamos nuestras fortalezas de carácter, las ponemos al servicio de los demás y nutrimos todas las áreas de nuestra vida para poder así disfrutar de ella plenamente en el presente.
La profesora de Yale, Laurie Santos, ha estudiado que la felicidad no reside en perseguir el éxito a toda costa ni en acumular dinero ni posesiones materiales, sino en invertir el tiempo de una manera consciente en experiencias y en cultivar nuestras relaciones interpersonales, ya que allí reside la base del bienestar.
Siendo así, ¿por dónde empezar? Podemos iniciar con redefinir el éxito y lo que significa para nosotros ahora, con la consciencia de que dicho concepto no significa lo mismo para todos. Lo mismo sucede con la felicidad que se va transformando a lo largo de la vida y se ve diferente para cada persona.
Cuando empezamos a priorizar nuestro bienestar, reconocemos nuestras virtudes y fortalezas, nos conectamos con aquello que nos apasiona y lo unimos con nuestra capacidad de servir, podremos potenciar la satisfacción de nuestra vida y trabajar desde la felicidad y no por ella, de este modo, nos damos cuenta que la felicidad atrae al éxito y no al contrario.
Cultivar actitudes como la empatía, la escucha profunda, la comunicación asertiva, resiliencia y trabajo en equipo, hace que las personas felices sean más exitosas, ya que trabajan desde una mentalidad de crecimiento que les permite aprender de sus errores y nutrir la resiliencia, además de ser más productivos y eficientes en sus roles laborales como sociales.
Aprender a gestionar el tiempo es esencial, cuando logramos invertir tiempo en proyectos, personas y experiencias significativas, logramos traer la felicidad al presente y no perseguirla como una meta a futuro. Prácticas meditativas y espirituales nos pueden ayudar a conectarnos con estos elementos que son centrales para nuestro éxito y felicidad.