Un tiempo para cultivar la humanidad
Nunca imaginamos vivir una situación como la que actualmente estamos atravesando. Sin duda ha sido una experiencia retadora tanto a nivel personal como social e institucional ante la cual solo tenemos dos opciones: dejar que las cosas pasen o hacer algo positivo al respecto. Yo opté por la segunda, dándome la oportunidad de crecer en medio de la crisis, potenciando la resiliencia, cultivando la humanidad y solidaridad y con total consciente que después de pasar esta tormenta, debemos ser mejores personas.
Han sido tiempos extraños e intensos, sin embargo, este alto en el camino obligado ha sido también un momento para revaluar y resignificar la vida y aquello que es realmente importante para cada uno.
Ha sido valioso poder conectarnos y valorar nuevamente la magia de lo sencillo, que es donde se encuentra lo extraordinario de la vida. Un café en la mañana, una cena en familia, un libro que teníamos atrasado, una conversación pendiente. Ha sido vigorizante rescatar las bendiciones, reconocer todo lo positivo que acompaña nuestra vida, la familia, los amigos y seres queridos y contar con un bien tan preciado como lo es la salud. Admirar el compromiso de los equipos, la capacidad para repensarnos, la creatividad sin límites y la solidaridad para reconocer en el otro nuestro propósito de vida.
Es un tiempo para nutrir la perspectiva y por qué no, explorar los recursos, fortalezas y virtudes que poseemos a nivel individual y comunal que nos permiten hoy y en el futuro, afrontar lo incierto con los brazos abiertos y todos los recursos internos.
Estamos más comprometidos que nunca con nuestra misión de educar para la transformación, de potencial nuestro Sello que hoy adquiere un valor adicional y de seguir apostando al valor de la felicidad como elemento clave dentro de la formación de toda nuestra comunidad.
Creemos firmemente que la misión de la academia va mucho más allá que la de formar profesionales y buenas técnicas a la hora de trabajar, creemos que la esencia de la educación es formar buenos seres humanos, con las mejores habilidades y conocimientos que principalmente sean personas íntegras, inclinadas al servicio y a la construcción de un entorno mejor.
En momentos coyunturales procuramos estar a la altura de lo que el entorno espera de nosotros como institución y seguimos aprendiendo de los errores y potenciando las fortalezas que poseemos. Estamos al servicio de nuestros estudiantes, docentes, colaboradores, familias y de toda la comunidad educativa que pueda encontrar valor en nuestro ejercicio como institución y en el desarrollo de la virtualidad como eje importante para las universidades y colegios en el presente y futuro.
Nos paramos ante el futuro desde el optimismo, dispuestos a cosechar todo aquello que hemos aprendido en tiempos de covid-19. Sabemos que el futuro traerá consigo elementos desconocidos o impredecibles y que la incertidumbre está presente en momentos de cambio y transición. Pero, el cambio ha sido, es y será una constante en la vida de todos y es necesario para que se gesten las grandes transformaciones.
El virus, con todo lo que ha generado, tiene grandes cosas para enseñarnos, seguro volveremos a la vida con más ganas de vivirla, con más consciencia y aprecio por los milagros cotidianos, el respeto y la solidaridad. Recordaremos cuando pasen los años cómo vivimos nuestros días en cuarentena, qué hicimos, qué aprendimos y seguro con un poco de perspectiva podremos enfocar este ciclo dentro de un marco positivo que nos llevó a sanar, crecer y evolucionar en nuestra humanidad.