Camino a la recuperación económica
El crecimiento de la economía colombiana durante el primer trimestre del año (1,1%) nos llena de optimismo y nos permite pensar que si bien la coyuntura sanitaria generada por la pandemia de covid-19 nos ha golpeado, vamos camino a la reactivación.
Y es que después de tres trimestres de cifras negativas, hay una luz al final del túnel, lo cual nos hace prever que es posible un crecimiento de 5% al finalizar 2021, tal como lo señaló el Banco Mundial.
La noticia no es menor. Sectores tan importantes como la industria manufacturera y la agricultura se constituyeron en los grandes jalonadores del PIB en los primeros tres meses del año, con crecimientos significativos de 7% y 3,3%, respectivamente.
No obstante, a pesar de estos resultados, no podemos bajar la guardia, ya que la economía colombiana necesita con urgencia que esa recuperación sea sostenida.
Es por eso que tenemos que continuar trabajando duro y de manera articulada para lograr este objetivo, más si se tiene en cuenta que durante este segundo trimestre se podría ver afectado el crecimiento esperado, producto de las medidas de aislamiento que se empezaron a implementar a comienzos de abril y de las pérdidas que se han registrado como consecuencia de los bloqueos y actos vandálicos de las últimas semanas y que alcanzan los $484.000 millones diarios. En este sentido, quiero hacer un llamado para que el legítimo derecho a la protesta ciudadana y social no vaya en contravía de los derechos de los demás. Reiteramos que las vías de hecho, bloqueos, vandalismo y demás son acciones que destruyen la infraestructura pública, actos que, a la fecha, le han costado más de $6 billones a la economía, sin tener en cuenta otros como el aumento de la deuda por el incremento en la percepción del riesgo país.
No nos demos ese tiro en el pie, ya que estos actos afectan a miles de trabajadores y sus familias. No olvidemos que los cierres de vías impiden que lo que un campesino cultivó con tanto esfuerzo llegue a su destino final, generando así pérdidas en su ingreso. Estos bloqueos causan desabastecimiento y afectan los precios, ¡hemos visto aumentos de hasta 400% en algunas plazas y supermercados!
A esto se suma la cantidad de tanques de oxígeno represados por los cierres, situación que pone en riesgo a cientos de pacientes de covid-19, que requieren del elemento para poder vivir.
Hay que generar soluciones concertadas. En estos días, he escuchado reclamos legítimos de jóvenes y empresarios preocupados, pero con ganas de poner un granito de arena para sacar adelante el país. También he visto líderes abogando por no afectar a los más vulnerables y autoridades económicas que piden velar por la estabilidad de las finanzas públicas, buscando consensos para construir propuestas concretas de gasto social con financiación sostenible.
En este camino, ya hemos tomado dos decisiones concretas. Primero, los jóvenes de estratos 1, 2 y 3 tendrán matrícula cero en universidades públicas en el segundo semestre y segundo, a partir del próximo primero de julio, se incentivará la contratación de jóvenes entre 18 y 28 años con un subsidio de 25% del salario mínimo para pagar su seguridad social.
Sigamos escuchándonos con grandeza, aceptando y respetando las diferencias, para así poder construir un mejor país.