Analistas

El presupuesto para 2025 es una locura

Juan Alberto Londoño Martínez

El Congreso de la República tiene hoy una inmensa responsabilidad, debe hacer la tarea a la que el Gobierno Nacional se ha negado y no es otra que aprobar un presupuesto que se ajuste a la realidad de nuestras finanzas públicas y a la capacidad de nuestra economía. Es su obligación recortar su monto y exigir al Ministro de Hacienda que sea sincero, que deje de hacer cuentas alegres y de proyectar unos ingresos que no existen.

El presupuesto para este año se aprobó por un monto de $503 billones, pese a las innumerables advertencias desde todos los sectores que insistían en que este no contaría con los ingresos necesarios. Por ejemplo, existían ingresos contingentes a la aprobación de leyes que permitieran el arbitramento en temas tributarios, se pretendía que la gestión de la Dian incrementara el recaudo de una forma desproporcionada y, en especial, porque en 2023 nuestra economía tuvo un comportamiento lamentable en donde sólo creció 0,6%

Pues efectivamente, el Gobierno tuvo que recortar el presupuesto en $20 billones. Sin embargo, existe un consenso entre todos los analistas y centros de pensamiento e investigación de que ese recorte resulta insuficiente, lo que no es claro es el monto de ese recorte adicional. A manera de ejemplo, el Comité de la Regla Fiscal estima que el ajuste que debió ser de $51 billones y que existe un alto riesgo de incumplir la Regla Fiscal.

Así las cosas, nuestro presupuesto real y ajustado de 2024 debe ser un presupuesto cercano a los $450 billones y es frente a este que debió el Ministerio de Hacienda proyectar las apropiaciones de 2025. Pero volviendo a caer en el error o de mala fe, el Gobierno presentó un presupuesto que asciende a los $523 billones. Si así de absurdo, un incremento de $73 billones más de 16% frente a este año; que escándalo. Más aún cuando nuestra economía no llegará a crecer siquiera 2% y nuestra inflación terminará en niveles cercanos a 5%. Resulta absolutamente inexplicable el mencionado incremento.

Al entrar a discriminar los ingresos de la Nación en el Marco Fiscal de Mediano Plazo presentado a finales de junio, se manifiesta que los ingresos tributarios este año estarán por el orden de los $258 billones y, de acuerdo con el proyecto, se espera recaudar $316 billones. En consecuencia, los colombianos pagaremos 22,5% más en impuestos el próximo año; esto es un despropósito. El Gobierno no puede pretender que los particulares aumenten su tributación en esa magnitud de un año para otro cuando la economía no crece y se requiere una real reactivación. Es imposible alcanzar esos niveles de incremento cuando la inversión ha caído en cifras cercanas a 25%.

De otra parte, llama la atención el crecimiento en los recursos de capital que crecen en $38 billones y dentro de estos los provenientes de créditos externos tendrán un incremento cercano a 40% lo que lleva a preguntarse si los mercados internacionales con el aumento de riesgo estarán en disposición de dotar al país de más de US$9.500 millones, y cuál será el costo que se pagará por esta deuda. Recordemos que se estima que el pago de intereses alcance los $60 billones más de 3,3% del PIB. Llama igualmente la atención que el rubro de otros recursos de capital tenga un incremento de 170% sin ninguna explicación razonable, alcanzando los $30 billones, con lo cual no se tiene certeza sobre la existencia de estos. Resultaría bastante irónico que sea el Gobierno de las privatizaciones.

En este contexto, si el Congreso de la República aprueba el presupuesto por el monto presentado por el Gobierno, estará impulsando una nueva reforma tributaria y renunciando a una de sus principales tareas como lo es la priorización del gasto, puesto que tendrá necesariamente que efectuar un recorte nunca visto, en el cual no tendrá ninguna participación. Es hora de que el legislativo le devuelva el presupuesto al Gobierno y le exija responsabilidad.

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Congreso - Presupuesto General 2025