Analistas 17/12/2022

El regalo del millón

Juan Alberto Londoño Martínez
Ex viceministro de Hacienda

La decisión anunciada por el presidente Gustavo Petro de crear un programa de gestores de paz con 100.000 jóvenes que viven en zonas vulnerables por la violencia, es decir todo el país, a los que se les compensará con 1 millón de pesos mensuales, sin hacer claridad de a qué título y con qué autorización legal, bajo la condición de que estudien y no ingresen a grupos ilegales, es sin lugar a dudas un exabrupto y atenta contra nuestra sociedad.

Al respecto, se debe decir que en Colombia ya existe un programa de transferencias monetarias condicionadas para jóvenes, con un número de beneficiarios alrededor de 320.000 personas, quienes lo reciben por estar en una entidad de educación superior, técnica, tecnológica o universitaria y, en el cual se les otorga una ayuda por matrícula, permanencia y excelencia que en el año suma $1,2 millones. El programa ya existe y ha dado resultados realmente significativos.

Adicionalmente, como la mayoría de los anuncios de este gobierno, no se ha dicho cómo será la focalización de estos recursos y no se ha aclarado el porqué de la diferencia en el monto que es abismal, a los nuevos jóvenes se les dará 10 veces más que a los que ya están en este programa y han pasado por el filtro del Estado para ser beneficiarios. ¿Los nuevos serán escogidos a dedo?

Todo el país es consciente de la necesidad de crear políticas públicas en favor de los jóvenes, sin embargo, con esta medida la cura puede ser peor que la enfermedad. Cuando se analiza nuestro mercado laboral, se observa que la cifra de desempleo es cercana a 10% y si se mira en la población joven asciende a 19%, que la informalidad representa alrededor de 58% de los trabajadores y que 45% de las personas percibe menos de un salario mínimo.

Esto significa que más de 9,6 millones de personas no percibe lo que nuestra sociedad de manera artificial considera debería ser el mínimo ingreso por un trabajo. Hoy ese salario en Colombia es de 1 millón de pesos. Si el subsidio anunciado se entregara a partir de hoy, sería de un salario mínimo.

En este momento, se está negociando el incremento para el próximo año, en la cual los trabajadores están insistiendo en que sea de 20%. Está claro que los sindicatos, en ningún momento han trabajado por la generación de empleo, por un trabajo digno y una remuneración justa. Defienden prebendas sólo de ellos y no piensan en ese universo, que no logra un empleo formal, no gana ese valor y que entre mayor sea el aumento, más se les alejará esa posibilidad.

Están poniendo en riesgo empleos formales ya que el aumento en los costos laborales hará que quienes están en el borde no puedan incrementarlo y deban pasar a la informalidad o en muchos casos destruir esos empleos. De acuerdo con el Banco de la República cada punto adicional que se incremente el salario por encima del costo de vida puede implicar la pérdida de 20.000 empleos y una reducción de 26.000 nuevos puestos de trabajo.

Así las cosas, la creación de este subsidio, atente contra la creación de empleo joven, dificultará a los empleadores la consecución de mano de obra, puesto que aumentará su costo de manera exponencial. Si hoy es difícil conseguir un trabajador por un salario mínimo, más difícil será hacerlo si esta misma persona lo recibirá sin el esfuerzo de trabajar.

Están creando vagos y deteriorando aun más el mercado laboral. ¿Qué pensará una persona que después de trabajar entre 8 y 10 horas diarias, no logra ganarse ese anhelado salario mínimo y ve que a personas que no trabajan y no se les exige algún compromiso con la sociedad, le regalan esa plata por el hecho de ser considerados “gestores de paz”? ¿Qué incentivo se está generando para que un joven trabaje honradamente, se esfuerce y luche todos los días, si por no hacer nada recibirán incluso más plata? Si los incentivos que se generan no tienen la calibración correcta producen efectos contrarios.

En este caso se desincentivará el empleo y se generarán rencores al interior de la sociedad, ya que quienes se esfuerzan día a día ven que sólo se premia a quien se porta mal. Es mejor y más eficiente profundizar en jóvenes en acción.

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