Quien haya visto la última temporada de La Casa de Papel podrá entender que las sociedades y en especial las economías, se soportan en percepciones y la más importante de todas estas es la confianza. En el momento en el que los mercados pierden la confianza en la administración de las finanzas públicas y en la responsabilidad fiscal, se produce un pánico que termina por elevar exponencialmente las tasas de interés, amenaza con cerrar el acceso al crédito, así como por el retiro de capitales por parte de los inversionistas, con la consecuente quiebra de las empresas y afectaciones a la economía.
Imaginemos que nos encontramos en el 8 de agosto de 2022, después del discurso de un nuevo presidente que en su posesión pronuncie los siguientes mensajes: A partir de hoy no se permitirá realizar nueva exploración de hidrocarburos; disminuiremos el valor de los arriendos; aumentaremos los aranceles para los alimentos importados y para todas las confecciones que vienen desde el exterior; los ingresos adicionales que la Nación requiere lo a pagarán las 4000 personas más ricas del país; el Banco de la República debe colaborarle al Gobierno Nacional para llevarle recursos a los más necesitados y, por consiguiente, debe efectuar una emisión monetaria; el aumento del 10% del salario mínimo es insuficiente, razón por la cual el incremento a partir de mañana será del 18% frente al año anterior.
Ese 8 de agosto de 2022, parafraseando al Gerente del Banco Nacional en el último capitulo de la popular serie española “En la subasta de deuda de hoy vamos a perder miles de millones de euros. Semana tras semana, hasta que nos sea imposible financiarnos y en ese preciso momento el país estará en quiebra”. Lo que muestra esta frase es que en el momento en el que los mercados asimilenq el mensaje enviado en el discurso de posesión del eventual Presidente, estos perderán toda la confianza en la economía colombiana y liquidarán la mayor cantidad de inversiones que tienen en el país, los 4000 ciudadanos de mayores recursos intentarán salir de Colombia e incluso algunos renunciarán a su nacionalidad con el fin de no financiar a todos los colombianos.
Existirá una fuga de capitales, la prima de riesgo del país se incrementará de forma abrupta con lo cual ni el Estado, ni los empresarios, podrán acceder al crédito que requieren para pagar ese nuevo salario mínimo, así como tampoco podrán contar con los recursos para importar con mayores aranceles los insumos y bienes que requieren. Aumentará el desempleo, la inflación hoy alta se disparará y afectará en aún mayor medida a las personas de escasos recursos con lo que crecerá la pobreza.
Ejemplo de lo anterior se ve en la reciente victoria en Chile de Gabriel Boric, que tan solo un día después de su elección, quien, sin haberse posesionado ni pronunciado el discurso de inicio de su gobierno, produjo como reacción que el peso registrara el mayor retroceso de un día para otro en una década y cerrara en sus mínimos históricos, así como también, que el dólar registrara un aumento del 4%, situación que no se veía desde la crisis financiera del 2008. De igual manera, ese día se vio una de las mayores caídas de su bolsa que alcanzó a mostrar caídas superiores al 7% cerrando con una caída del 6,2%, al igual que se notó un mayor costo al momento de negociar deuda pública.
Lo anterior nos debe llevar a una importante reflexión para actuar de manera responsable al momento de elegir a nuestro nuevo presidente, debemos procurar elegir a una persona que genere confianza tanto a los mercados como en nuestro Banco central con la independencia que requiere. De esta manera podremos mantener la solvencia y solidez con la que hoy contamos, pues no podemos borrar de un plumazo todos los logros sociales y económicos que hemos obtenido gracias a la seriedad del manejo de nuestra economía a través de los últimos Gobiernos. La economía, el manejo de las finanzas públicas, la confianza en los mercados y la estabilidad en las inversiones no son una ficción. No se puede entregar el modelo porqué tendremos una casa de papel.