12 millones de personas no tienen acceso a la conectividad, desconectados del mundo, colombianos que merecen mayores oportunidades. El país les debe la posibilidad de usar la herramienta más poderosa de transformación y evolución social conocida: el internet de banda ancha.
El Gobierno, las telcos, empresas de telecomunicaciones, y la sociedad, no podemos dejar de hacer todo lo posible para que, por lo menos el 85% de los colombianos, sean ciudadanos digitales en este cuatrienio. El espectro es para usarlo, y el dinero para desplegar torres y fibra óptica, se tiene que conseguir, sin disculpas, dilaciones o cavilaciones.
El Ministerio de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones -MinTIC- debe desarrollar las políticas y ofrecer las condiciones adecuadas para la inversión. Las empresas debemos superar los retos económicos y tecnológicos. La sociedad debe acoger la digitalización en favor de la productividad y competitividad del país.
Ese es el verdadero compromiso social por la conectividad. Compromiso que con mucho atino el ministro TIC Mauricio Lizcano, de la mano de los operadores, comunicó al país la semana pasada.
Son momentos difíciles, sin duda. Las empresas del sector están desfinanciadas, los costos crecientes, el dólar inestable, la incertidumbre jurídica y la inseguridad en los territorios complica las inversiones y con estas, el despliegue de las redes en el país. Sumado a esto, el retraso que se acumula para llegar al 5G, la última generación tecnológica. Ciertamente, todo más difícil, pero no muy diferente de los últimos 30 años.
Desde 1994, cuando nació la telefonía celular en Colombia, el compromiso de Claro con la conectividad del país, invirtiendo en cobertura, con el mejor precio y servicio posible, es incuestionable. Ese compromiso con la nación, el Gobierno y con cada colombiano en todo el territorio nacional, se mantiene intacto. Es un compromiso inversionista que todas las telcos debemos tener por igual. ¡Aquí todos ponen!