El primer semestre del 2021 fue tal vez uno de los semestres más difíciles que haya vivido Colombia en las últimas décadas. Fue el semestre donde el impacto del covid-19 se sintió más fuerte (desde el comienzo de la pandemia en marzo 2020) dado el número de contagios y consecuentemente de muertos. Fue el semestre en el que la economía seguía sin despegar y la paciencia y recursos de muchos colombianos y empresarios se comenzaban a agotar después de más de un año de restricciones.
A esas dos situaciones complejas que se presentaban de manera paralela en otras partes del mundo, se sumó una de origen “criollo” cuando en abril 2021 el Gobierno decidió introducir una propuesta de reforma tributaria que aumentaba los impuestos de las personales naturales y jurídicas que ya estaban contribuyendo a pesar del difícil panorama económico que enfrentaban. Esa mala decisión del equipo económico generó un malestar generalizado y fue usada como excusa por grupos criminales en varias ciudades para crear caos social.
Afortunadamente, la situación mejoró en el segundo semestre del año. La vacunación comenzó a surtir efecto y el número de contagios y muertos disminuyó de manera significativa. En la medida que la situación sanitaria mejoró, varias de las restricciones fueron levantadas y la actividad económica finalmente despegó. El presidente acertó al remplazar al equipo económico y buscar una financiación solo para el corto plazo. En la medida que las crisis sanitaria y económica tuvieron un mejor manejo, las tensiones sociales disminuyeron (aunque la mayoría de las causas que las han generado siguen presentes y van a jugar un papel importante en las elecciones de 2022).
Hay razones para ser optimistas o pesimistas con respecto al próximo año. Personalmente, veo el vaso medio lleno en tres áreas: covid-19, economía y panorama político.
Respecto a la crisis sanitaria, el fin como pandemia puede estar cerca. El país muy seguramente en el primer trimestre del 2022 alcanzará la inmunidad de rebaño (dado el número de vacunados y de los no vacunados que se recuperaron de un contagio previo.) Las vacunas han sido efectivas contra las diferentes variantes y es improbable que la nueva variante Omicron sea la excepción. Sin embargo, la OMS no va a declarar el fin de la pandemia hasta que haya un mejor control a nivel mundial y eso puede demorar meses (dadas las bajas tasas de vacunación en África, Europa del Este y parte de Asia), pero en nuestro caso si la situación está controlada, ojalá el gobierno decida terminar la emergencia sanitaria en el primer trimestre del año y levantar la mayoría de las restricciones que quedan.
En relación con la economía, el panorama luce prometedor, en la medida que el fin de la emergencia sanitaria contribuirá a la aceleración de la reactivación económica local y al aumento de turistas extranjeros. Los buenos resultados económicos continuarán atrayendo capital extranjero, especialmente cuando hay liquidez a nivel mundial y nuestros vecinos (Brasil, Argentina, México, entre otros) presentan bajas tasas de crecimiento. Adicionalmente, gracias al valor del petróleo, Ecopetrol seguirá dando buenas noticias vía impuestos, regalías y dividendos.
Finalmente, el panorama político luce un poco más despejado desde el anuncio de consultas de las coaliciones de centro izquierda y centro derecha. Igualmente, el “peor escenario” Petro contra Cabal (que era poco probable), fue evitado ya que son dos candidatos que buscan ganar dividiendo, y una disputa entre ellos hubiera agudizado la polarización. Sin embargo, la candidatura de Petro continúa siendo una amenaza a la estabilidad democrática, económica y social del país, y muy seguramente pasará a la segunda vuelta presidencial en junio dado que tiene el apoyo del alrededor del 30% del electorado. La buena noticia es que quien compita contra él en segunda vuelta tiene mayores posibilidades de ser elegido presidente. Por lo tanto, el presidente puede salir de una de las dos alianzas de centro.
En este momento es difícil imaginar todos los candidatos de centro derecha y centro izquierda bajo un mismo techo, pero es un escenario con una alta posibilidad dada la amenaza que representa la otra opción. Una vez sea derrotado Petro, es necesario un gran acuerdo político de los partidos de centro que permita aprobar reformas estructurales enfocadas a crear más fuentes de empleo formal y disminuir las grandes desigualdades sociales que padecen varios sectores y regiones del país. El 2022 va a ser un año crucial y hay razones para ser optimistas.