Dicen que las guerras en el futuro serán por agua. Lo cierto es que hay una presión global cada vez más fuerte por este recurso, que requiere de la formulación y aplicación de políticas públicas, como de esfuerzos del sector privado y de las comunidades para un manejo adecuado. Según proyecciones de la Ocde, 40% de la población mundial vive en cuencas hidrográficas bajo estrés hídrico y la demanda del agua se incrementará en 55% para el año 2050. La sobre-explotación y contaminación de los acuíferos plantea retos no solo para la seguridad alimentaria, sino para la salud de los ecosistemas y el suministro de agua potable.
Desde la década de los 80, mucho antes de que en el mundo hubiera la conciencia ambiental actual, la Agroindustria de la Caña vio la necesidad de cuidar este recurso hídrico, y promovió junto con autoridades ambientales y operadores de acueductos, la organización de Asociaciones de Usuarios de Agua por cada una de las cuencas hidrográficas que vierten sus aguas al río Cauca. Desde entonces y hasta el momento, se han constituido 14 asociaciones que han logrado realizar acciones ambientales en favor de la conservación de ecosistemas estratégicos para la producción y regulación de agua. La Agroindustria de la Caña ha sido parte activa de estas asociaciones, y en 2008 apoyó el levantamiento de la línea base con el fin de unificar la metodología y el marco lógico de acción, así como promover la articulación entre estas.
De manera paralela, Asocaña firmó una alianza con The Nature Conservancy (TNC), 13 Asociaciones de usuarios de ríos, Cenicaña y Procaña, la cual derivó en la creación del Fondo “Agua por la Vida y la Sostenibilidad,” que es un programa social y ambiental que cubre el valle geográfico alto del río Cauca para la protección y conservación de las cuencas hídricas de los ríos que drenan sus aguas al río Cauca. El fondo, que ahora es una fundación, tiene como objetivo contribuir a la conservación y protección de las cuencas hidrográficas, así como al mejoramiento de la calidad de vida de las comunidades que en ellas habitan.
Contribuye a la protección de 26 cuencas hidrográficas, en 29 municipios, en tres departamentos, beneficiando a 3,5 millones de personas que consumen agua. Cuenta con el apoyo científico y técnico de TNC y Cenicaña, quienes en convenios con Ciat han corrido modelos hidrológicos, para la identificación de áreas prioritarias para la protección y conservación en las cuencas. La Fundación actualmente es financiada por los 13 ingenios, quienes han sido los mayores aportantes de recursos en efectivo, pero también hay otros aportantes del sector privado y se ha logrado la vinculación del GEF, Banco Mundial, Usaid, Fundación Femsa, entre otras.
Los beneficios ya son tangibles y parte del éxito ha sido la vinculación del sector privado, en coordinación con el sector público y el involucramiento activo de las comunidades. Tanto la modelación de las cuencas hidrográficas, la cartografía, la identificación de áreas prioritarias, las unidades de paisajes, entre otros, son validados por las comunidades locales quienes con su participación y experiencia indican los predios y los sitios más adecuados para llevar a cabo acciones ambientales pertinentes en cada sitio. Por otra parte, los diseños técnicos se construyen colectivamente con el apoyo de los profesionales de las diferentes organizaciones que trabajan en campo.
La participación de los campesinos, indígenas y propietarios de predios rurales ha sido indispensable para garantizar la efectiva implementación de las acciones ambientales. Hoy reconocen que proteger el agua es una práctica que valoriza la tierra y por lo tanto les valoriza el patrimonio familiar.
Los logros conseguidos desde 2009 son importantes. Se han beneficiado directamente 1.696 familias, se ha capacitado a 4.315 personas en manejo de recursos naturales y producción sostenible, se han implementado 383 módulos de producción sostenible para la seguridad alimentaria, se han sensibilizado 70 centros educativos en temas ambientales y se ha beneficiado a 150 acueductos con la protección de sus nacimientos de agua. Además, gracias a la Fundación hoy hay 1.014 kilómetros que sirven para aislar bosques ribereños, bosques nativos y riberas de corrientes de agua, 881 de nacimientos de agua protegidos, 12.046 hectáreas en protección de páramos, bosques alto andinos, andinos y en general bosques nativos, 2.405 hectáreas reconvertidas de ganadería extensiva a ganadería más amigable con la naturaleza, 626 hectáreas establecidas con sistemas agroforestales y se han sembrado 311.573 árboles de especies nativas, entre otros.
Este es uno más de los aportes de la Agroindustria de la Caña, para la sostenibilidad ambiental y social de Colombia. Un sector que es consciente que su responsabilidad va más allá de la generación de empleo formal y de implementar adecuadas prácticas de riego, sino que trabaja con la comunidad y los expertos en el cuidado de las cuencas hidrográficas para proteger el agua para la vida del planeta.