La carrera por el respirador
“Elegimos ir a la Luna en esta década. Esta meta servirá para medir lo mejor de nuestras aptitudes. Es un desafío que estamos dispuestos a aceptar, que no vamos a posponer y que tenemos toda la intención de ganar”. Con este discurso pronunciado en 1962, el presidente Kennedy definió un objetivo para Estados Unidos: llegar a la luna antes del final de la década para ganarle la carrera espacial a la Unión Soviética que, a esas alturas, llevaba la delantera. Por cierto, el primero en pisar la luna fue el astronauta norteamericano Neil Armstrong, el 20 de julio de 1969.
El coronavirus está retando a la humanidad y tenemos la sensación de ir perdiendo la carrera. Recordé este discurso de Kennedy cuando comenzaron a surgir todo tipo de iniciativas para mitigar el impacto de esta crisis, especialmente, la conformación espontánea de muchos grupos que asumieron el reto de diseñar y fabricar localmente respiradores mecánicos requeridos por los casos más graves de Covid-19, dado que los países donde se fabrican estos equipos prohibieron su exportación para garantizar la atención de sus pacientes.
El Instituto Nacional de Salud estimó 550.000 contagios “severos”, es decir, que la vida de los pacientes estaría comprometida. Si en Colombia hay 11,2 camas de cuidados intensivos -con respirador- por cada 100.000 habitantes según el Ministerio de Salud, y suponiendo que todas están disponibles, el sistema de salud colapsaría si todos los casos severos ocurrieran al mismo tiempo. De ahí las medidas del Gobierno para disminuir el contagio y aumentar urgentemente la capacidad hospitalaria.
Hace poco decía en una entrevista en Caracol Radio el Dr. Luis Fernando Giraldo, Jefe del Servicio de Neumología Intervencionista de la Fundación Neumológica Colombiana: “Hay que empezar a fabricar los respiradores ya. No podemos esperar a que se agoten los que hay disponibles, que es lo que ha pasado en algunos países, ocasionando la pérdida de tantas vidas”.
Las buenas noticias no se han hecho esperar: los prototipos de la Universidad de La Sabana, de #InnspiraMED -iniciativa que agrupa a varias universidades y entidades de Medellín-, y otros, ya realizaron pruebas y ultiman detalles para obtener la aprobación del Invima e iniciar producción en alianza con diferentes empresas, y así abastecer hospitales públicos y privados del país.
Quedó demostrado que en Colombia hay mucho talento y que cuando se unen la universidad, la empresa y el Estado, es posible encontrar soluciones rápidas e innovadoras a problemas complejos. Un gran reto será potenciar estas alianzas una vez pase la crisis, integrando los procesos de innovación entre las empresas y las universidades para trabajar conjuntamente en la búsqueda de soluciones a problemas reales de la sociedad, dentro de un marco regulatorio que lo promueva; solamente así avanzaremos como país en materia de Ciencia, Tecnología e Innovación.
Mi admiración y agradecimiento a todas las personas e instituciones que han participado en estos desarrollos: salvarán muchas vidas. El coronavirus nos retó y entre todos le ganaremos la carrera.