Colombia necesita pasar del anquilosado modelo laboral actual, que se enfoca en proteger los puestos de trabajo, a un nuevo sistema que permita combinar, en lo posible, flexibilidad en la contratación con protección al trabajador y, especialmente, al desempleado y al informal. Hay que proteger a los trabajadores, no a los trabajos. Este nuevo modelo se conoce mundialmente como flexiseguridad laboral.

La implementación de este esquema en Colombia incluye dos componentes. El primero consiste en fortalecer el sistema de seguridad y protección a los trabajadores colombianos para que, cuando queden desempleados, dispongan de un sustento temporal y puedan conseguir rápidamente un nuevo empleo con iguales o mejores condiciones e ingresos. Para lograrlo, el Gobierno Nacional debe incentivar el ahorro de cesantías, entregando un porcentaje adicional al total del monto ahorrado. También se debe hacer permanente el actual subsidio de emergencia por desempleo que entrega el gobierno a los trabajadores de menores ingresos, pero disminuyéndolo de dos a medio salario mínimo y poniéndole un límite de tres meses. Además, todos los trabajadores que queden cesantes, deberían poder acceder a cursos de capacitación y recibir más apoyo en la búsqueda de empleo a través del actual Mecanismo de Protección al Cesante.

El segundo componente del modelo de flexiseguridad laboral que necesita Colombia consiste en modificar, de forma drástica, los aspectos que más desalientan, obstaculizan y encarecen la generación de empleos formales en el país. Esto implica, en primer lugar, flexibilizar el contrato de trabajo, permitiendo que el período de prueba máximo que se puede pactar en los contratos a término indefinido, pase de los dos meses actuales a un año, como es el promedio de los países de la Ocde. Además, los aumentos futuros del salario mínimo deberían empezar a realizarse de forma diferenciada por cada municipio.

En segundo lugar, respecto a las horas de trabajo, hay que disminuir a la mitad los porcentajes adicionales de recargo por hora extra nocturna, dominical y festiva, junto al porcentaje de recargo por trabajo nocturno, dominical y festivo. En tercer lugar, hay que eliminar la indemnización por despido sin justa causa en los contratos a término indefinido, siempre y cuando el empleador le dé un preaviso al trabajador de al menos tres meses, al tiempo que se disminuye a la mitad el monto de las indemnizaciones por despido sin justa causa en los demás tipos de contratos. Por último, en cuarto lugar, hay que eliminar, en un plazo máximo de cuatro años y de forma gradual, todos los aportes parafiscales obligatorios que debe realizar el empleador, reformando a las cajas de compensación o subsidio familiar para transformarlas en sociedades por acciones, de las cuales serían propietarios sus actuales afiliados, los trabajadores colombianos.

Estas reformas, inspiradas en el caso exitoso de Dinamarca, permitirían dotar a Colombia de un mercado del trabajo mucho más libre, dinámico, adaptable, productivo, competitivo y atractivo para la inversión extranjera, al tiempo que contribuiría a multiplicar las oportunidades de buenos empleos para todos, en el contexto de los desafíos que plantea la globalización económica y el acelerado cambio tecnológico, derivado de las transformaciones productivas que están teniendo lugar en todo el mundo con la cuarta revolución industrial.