Observar el vaso medio vacío frente a los avances sociales es una tendencia evidente en la era de la red social, pues nos ofrecen la posibilidad de participar en el grito generalizado del descontento, que se esparce como un virus difícil de controlar, el cual, queramos o no, influye en nuestras decisiones. Según cifras del representante de Facebook en Colombia, Juan Pablo Consuegra, el país cuenta con 26 millones de usuarios los cuales representan más de 50% de la población. Aun así, el país está por debajo de Argentina (68%), Perú (60%), México (56%) y Brasil (55%), cifras que indican que el Ministerio de las TIC tiene mucho por hacer. Este potencial bien utilizado (¿o mal?) puede llevar al más populista a la Casa de Nariño.
Para vergüenza nuestra, Colombia compite en grandes campeonatos mundiales: el de la desigualdad (2da en América Latina), el de la corrupción (ranking 37 sobre 176 según informe de transparencia internacional) y el de los cultivos y la exportación de drogas ilícitas (tenemos un mar de 200.000 hectáreas de hoja de coca). Con todo y títulos, miremos el vaso medio lleno. Aunque no pretendo minimizar las grandes deudas sociales con los más necesitados, es evidente que el país ha avanzado en muchas materias, sobre todo en cobertura de los principales servicios públicos, por mencionar dos: salud (93 de cada 100 colombianos según cifras de la Presidencia de La República) y educación básica y media (97% de cobertura según el Ministerio de Educación).
Quiere decir que los nuevos retos, más que de cobertura, están enmarcados en la calidad. Lo responsable es avanzar sobre lo construido. El sistema de salud requiere que el Estado pague a las EPS que cumplen con estándares de calidad, no puede basarse simplemente por el número de afiliados; urge aprovechar las nuevas tecnologías para crear un robusto modelo de educación virtual y crear una ventaja tributaria a las empresas basada en un índice de formalidad laboral.
La información en redes sociales da cabida a las personas a creer que Colombia necesita un cambio de 180 grados en materia de desarrollo económico, salud y educación. No creo que sea así. La realidad colombiana es difícil pero ha mejorado: la pobreza monetaria en Colombia bajó en el periodo 2002-2016 de 49% a 28% y la pobreza monetaria extrema de 17% a 8%, según informa el Dane. En materia de desigualdad falta todo por hacer, pero no podemos caer en demagogias: ahogando con impuestos al capital no vamos a reducir la desigualdad. ¿Quién pierde cuando suben los impuestos al gran capital? ¿el empresario o quien vive del salario?
En últimas las redes sociales cambiaron (lo seguirán haciendo) la manera de entender, interactuar e interpretar el mundo. ¿Qué papel están jugando de cara a las presidenciales? ¿Cómo enfrentar y controvertir efectivamente las noticias falsas? ¿Ganará el candidato con la mejor campaña en redes? ¿Cuánta libertad nos queda por cuenta del uso de redes?