Analistas 19/01/2024

Elegirse no es gobernar

Una cosa es hacer política y otra muy distinta gobernar. Nunca dos habilidades de una misma profesión habían sido tan escasas en una misma persona. Hoy día hacerse elegir a menudo requiere mentir y manipular, mientras que gobernar por el contrario, implica decir la verdad y ejecutar. Desafortunadamente cada día estamos más expuestos a políticos tramoyeros hábiles para ganar elecciones pero pésimos para gobernar.

En muchos países se ha visto que el político exitoso viene siendo aquel que apela a las emociones de la gente para triunfar, especialmente al miedo. Su principal herramienta política es la descalificación de su adversario y no la argumentación razonada. Más que tener propuestas propias lo que parece funcionarles es proclamarse anti algo. Según este tipo de político todo viene empeorando y solo ellos saben cómo solucionarlo. Hay un enemigo público que hay que combatir. Para algunos ese enemigo son los inmigrantes y para otros las élites liberales, el imperio yanqui o los ricos.

Este tipo de personajes una vez electos no tienen ni idea de administrar. Así que por si acaso a algún político de este tipo le da por leer esta columna, aprovecho para darle unas recomendaciones sobre administración de empresas que le pueden ayudar a cerrar la brecha cognitiva entre político y gobernante.

Primero: Es mejor sub prometer y sobre cumplir que generar unas expectativas irreales. Por ejemplo, decir que seremos una potencia mundial de la vida, que reemplazaremos los ingresos de hidrocarburos en un santiamén y que se repartirán millones de hectáreas a campesinos, lo único que logrará es generar una gran desilusión cuando, como es obvio, esos objetivos no se cumplan en 4 años.

Segundo: Hay que priorizar lo urgente e importante antes que lo deseable. En una empresa al igual que en un país hay miles de cosas por mejorar. Sin embargo, como la capacidad de acción es limitada hay que escoger cuáles son aquellos temas donde se generará más impacto. No hay que intervenir lo que funciona, como nuestro actual gobernante quiere hacer con varios temas.

Tercero: Seguimiento, seguimiento y más seguimiento. Un gerente debe tener un espacio periódico y permanente con sus inmediatos colaboradores para monitorear el progreso de los objetivos. Estos espacios crean corresponsabilidad entre jefe y subalterno y sirven para retroalimentar. Ni en un país ni en una empresa la cabeza se puede desaparecer por semanas de los temas y después sorprenderse cuando las cosas no marchan bien.

Cuarto: Hay que rodearse con gente competente que sepa de los temas que gestionan. Un gerente al igual que un presidente no es experto en todo y no tiene tiempo para meterse en muchos temas. Así que sí se quiere que el gobierno ejecute, se debe contar con gente idónea. Como hemos evidenciado, es muy costoso para un país llenar los cargos públicos con activistas y aliados políticos sin ninguna experiencia.

Quinto: Se debe tener estrategia. ¿Qué es estrategia? Estrategia es el arte de ganar. ¿Ganarle a quién? A nuestros competidores directos que son los demás países de Latinoamérica. ¿Y qué es ganar? Depende como se defina, pero una definición universalmente aceptada en lo económico puede ser: aumentar la inversión para crecer. Esto quiere decir que se debe tener una estrategia clara para crear las condiciones que hagan de Colombia el destino más atractivo de la región para la inversión privada.

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