Siempre me he preguntado porque en Colombia se resiente tanto al empresario. Puede haber muchas razones, entre otras por la guerra de clases que se ha promovido desde ciertas orillas políticas en los últimos tiempos. Y como al empresario se le equipara con un rico, supongo que en la calle se le ve como la caricatura de la persona desalmada que pintan algunos. El sentimiento popular, promovida por años de retórica fomentada desde distintos ámbitos de poder, es que los empresarios deben pagar más. Como si perpetuamente tuvieran que expiar algún pecado que han cometido. El problema es que ese ‘pagar más’ en Colombia es ‘ad infinitum’.
Que pasaría si vemos al empresario de otra manera. Los invito a pensar que el empresario es todo aquel que deriva un beneficio económico de una empresa. En este orden de ideas, la comunidad de empresarios no sólo está compuesta por accionistas, sino también por los empleados y por el Estado, ambos los mayores beneficiarios económicos de una empresa. Sabemos que en el orden de pago de obligaciones primero se le paga a los empleados las obligaciones laborales y en segundo lugar al Estado los impuestos. En último lugar están los accionistas, que en el imaginario popular son los únicos identificados como empresarios. Este no es un tema menor si se tiene en cuenta que estos dos grupos de ‘empresarios’ no tuvieron que poner un peso en el proyecto empresarial. Todo el riesgo lo está asumiendo el empresario accionista quien es el último en recoger beneficios. Y si asumimos que el Estado es de todos los ciudadanos y que lo que hacemos es confiarle su manejo a representantes, podemos concluir que todos los ciudadanos somos accionistas indirectos de todas las empresas de Colombia.
Cuando vemos que la tasa de tributación efectiva de una empresa promedio en Colombia es actualmente del 55% y que puede llegar al 62% en la reforma tributaria que se discute, lo que significa es que el Estado es de lejos el mayor accionista de todas las empresas de Colombia. ¿Y por simple sentido común, qué debería buscar un accionista? Que su empresa crezca rentablemente para que sus beneficiarios puedan derivar rendimientos económicos crecientes para pagar su estilo de vida o más aún, para mejorarlo. Por eso, cuando se recarga demasiado a las empresas con impuestos y trámites inútiles, nos estamos clavando el cuchillo porque estamos atentando contra el crecimiento rentable que nos beneficia a todos. Y mas grave todavía, le estamos diciendo al único del grupo de ‘empresarios’ entre empleados, Estado y accionistas, que se contente con recibir una tajada decreciente de beneficios a pesar de ser el que pone el dinero de la inversión y asume el riesgo de su perdida. Así es muy difícil que nuestra gran empresa llamada Colombia, compuesta por todas las empresas del país, progrese.
En conclusión, empresarios somos todos los 50 millones de Colombianos. Pero por si cabe alguna duda, pensemos que en Colombia hay aproximadamente 470 mil empresas privadas, -la gran mayoría Pymes- , donde trabajan 22 millones de empleados. Más de 10 millones de personas reciben trasferencias monetarias de algún tipo. En cifras redondas el Estado emplea directamente a 1,2 millones de personas. Pensionados hay mas de 1,5 millones. Y el resto de nosotros que no recibe transferencias directas ni pensiones, recibe subsidios de todo tipo; gasolina, servicios públicos, salud, etc. Al final del día, las empresas ponen en promedio el 75% del total del recaudo tributario del país con el que se financia la mayor parte del gasto público. Entonces, pensemos dos veces antes de decir que no tenemos nada que ver con los empresarios cuando en realidad el destino de todos los colombianos esta atado al porvenir de las empresas.