Analistas 03/09/2024

¿Quién dirige nuestro voto?

Juan Isaza
Estratega de comunicación

Como muchos estudios lo han probado, el hecho de que un candidato gane unas elecciones depende mucho más de factores emocionales que racionales. Hay una afinidad emocional hacia ciertas ideologías, hacia el propio candidato o hacia las posturas de ese candidato frente a temas relevantes. Pero hay mucho menos pensamiento y reflexión de lo que podría pensarse ante una decisión que puede tener mucha trascendencia en la vida de un país o una sociedad.

Lo que hace impredecible el resultado de muchos procesos electorales es que las emociones y los sentimientos de las sociedades y los grupos de influencia no son estáticos, sino que se van modificando de acuerdo con los hechos, las noticias o la realidad misma que vive la gente. Desde luego que también por los estímulos que la gente va recibiendo sobre un candidato, sus mensajes o sus posturas.

En los últimos días, los sondeos en Estados Unidos parecen dar una ventaja a Kamala Harris. La vicepresidenta que tuvo muy poca figuración en los últimos años, puede ser que tenga el espíritu que encaje mejor con las emociones por las que pasa Estados Unidos. Así que más allá de cualquier factor técnico y quizás más allá de cualquier ideología, Harris puede resultar siendo la persona correcta con la actitud correcta en el momento (emocionalmente) correcto del país.

Según un estudio de Pew Research Center en julio (antes de que se hablara de la posibilidad de que Harris fuera candidata), 87% de los ciudadanos en Estados Unidos decía que la campaña presidencial “no era algo que lo hiciera sentir orgulloso”. Un 68% decía que era una campaña excesivamente negativa. Y hace un año, la misma Pew Research Center había determinado en un estudio que un 65% de los estadounidenses se sentía “exhausto” con respecto a la política.

Las emociones y lo que sea prioritario para la gente podría cambiar

Parte de lo que muchos consideran que ha traído Walz (elegido por Harris como su fórmula vicepresidencial) es un tono fresco, informal y campechano. La mayor debilidad que por años muchos le criticaron a Harris en su imagen, el hecho de parecer estar riendo todo el tiempo, puede ser que juegue ahora a su favor en un momento en que la gente se siente abrumada por un entorno político tan pesado, incluyendo el atentado contra un candidato presidencial, una situación que Estados Unidos no vivía desde hace medio siglo.

Habrá que ver como Trump enfila su discurso y si el tono más agresivo le sigue generando favorabilidad o juega en su contra. Hasta ahora, el estilo de su candidato a la vicepresidencia, J.D. Vance, parece estar en la misma línea. Es cierto que el tono negativo tiene un alto impacto. Un estudio publicado en 2021 en el Reino Unido, estableció que la publicidad negativa sobre los competidores tiene tres veces más impacto en la política que en el mundo de las marcas comerciales.

Pero como decíamos al principio, las emociones y lo que sea prioritario para la gente podría cambiar a lo largo de los próximos meses. Hay momentos en los que las sociedades buscan más firmeza, más tranquilidad, más novedad o más experiencia.

Por eso, además de las preferencias e intenciones de voto también hay que tomarle el pulso a la sociedad y sobre todo a los grupos de indecisos. No nos olvidemos que la emoción impacta la memoria, la percepción de riesgo y, sobre todo, es lo que manda sobre los votantes en el momento mismo en que se encuentran frente a la urna.

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