Tribuna Universitaria

De pueblo pesquero a gigante mundial

Juan Manuel Nieves R.

El milagro económico de Shenzhen ha capturado la atención mundial como uno de los ejemplos más impresionantes de desarrollo urbano y tecnológico en las últimas décadas. Esta ciudad, que en 1980 era un pequeño pueblo pesquero, se ha convertido en uno de los centros más avanzados en tecnología e innovación, impulsado por su designación como Zona Económica Especial (ZEE), lo que permitió a Shenzhen ser el laboratorio de China para las reformas económicas.

El auge de Shenzhen comenzó con la apertura económica promovida por Deng Xiaoping, quien impulsó reformas clave para transformar la economía planificada de China en un sistema más orientado al mercado. Shenzhen fue seleccionada como una de las primeras ZEE, lo que significaba que las empresas en la ciudad podían operar bajo reglas de mercado más flexibles, fomentando la inversión extranjera y el crecimiento del sector privado. Este modelo permitió a Shenzhen emerger rápidamente como un referente de manufactura y tecnología, atrayendo capital internacional y talento local.

La localización estratégica de Shenzhen, cercana a Hong Kong, facilitó la transferencia de capital, conocimientos y tecnología, mientras que su enfoque en sectores de alto valor agregado, como la tecnología y las telecomunicaciones, aceleró su desarrollo. Con el tiempo, Shenzhen se consolidó como un núcleo global para la fabricación de productos electrónicos.

Uno de los factores más destacados en el éxito de Shenzhen ha sido su capacidad para producir a gran escala y a bajo costo, lo que ha permitido a las empresas competir agresivamente en el mercado global. La ciudad es responsable de la fabricación de una parte considerable de los teléfonos móviles que se utilizan en todo el mundo. Huawei, por ejemplo, no solo es uno de los mayores proveedores de equipos de telecomunicaciones, sino que también ha liderado el desarrollo de tecnologías 5G y ha invertido fuertemente en investigación y desarrollo.

La visita a fábricas como vivo permite entender el nivel de automatización y tecnología avanzada que ha caracterizado a este milagro económico. Las instalaciones de vivo destacan por el uso de robots en las líneas de ensamblaje, donde los empleados supervisan la operación y aseguran la calidad del producto. Estos procesos, combinados con pruebas rigurosas de resistencia -como la simulación de caídas y exposición a condiciones climáticas extremas-, garantizan que los productos sean altamente competitivos en los mercados globales.

A pesar de los logros de Shenzhen, este modelo de desarrollo no ha estado exento de controversias. Al igual que en otras partes de China, la ciudad enfrenta retos en términos de derechos humanos y libertades individuales, especialmente en lo que respecta a la censura y el control de internet. Las redes sociales y plataformas extranjeras como Facebook, Twitter e Instagram están bloqueadas en China, aunque muchos ciudadanos usan VPNs para acceder a ellas, desafiando las restricciones impuestas por el Estado. Colombia puede extraer lecciones valiosas del éxito de Shenzhen y su enfoque en la apertura económica. En lugar de mantenerse encerrada en políticas proteccionistas, Colombia tiene la oportunidad de mirar hacia afuera y buscar formas de integrarse más profundamente en los mercados globales. Las Zonas Económicas Especiales en Colombia podrían fomentar la inversión extranjera directa y estimular la innovación tecnológica, impulsando sectores estratégicos como la manufactura y las telecomunicaciones, tal como lo hizo Shenzhen en su momento.

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