Tribuna Universitaria 04/04/2019

Educación sin ideología

Juan Manuel Nieves R.
Estudiante de Comunicación Política

Acaban de pasar un nuevo paro por parte de los profesores, encabezados por su agremiación sindical, Fecode. Apenas empezando el año escolar, una vez más dejan sin estudio a millones de estudiantes, pretextando inequidad en el plan nacional de desarrollo y pidiendo mayor inversión en la educación pública.

Las marchas de los profesores, desde hace años, son habituales en todos los mandatos; poco importa dejar a los niños sin clases, siempre sus marchas son entre semana y algunas de ellas con un claro tinte político; en los últimos días han surgido polémicas por el supuesto adoctrinamiento a estudiantes; en videos se ve a docentes tomar parte en los debates nacionales e intervenir a favor de la oposición; también varios de ellos han sido protagonistas en desmanes que han terminado con varios policías heridos.

Para este 2019 el Plan Nacional de Desarrollo contempla asignar a la educación: $41,4 billones de los cuales, según la revista Dinero, $23,7 irán para el estudio gratuito de más de ocho millones de estudiantes y el pago de salarios de 320.000 docentes y sus directivos; a estos últimos, además, se les hará una nivelación salarial y el pago de una bonificación.

Acaba de negociarse un acuerdo y estos reclaman de nuevo más cosas, porque un sistema subsidiado jamás está satisfecho; por ello se le aplica perfectamente las palabras del presidente de la U. de Harvard Derek Bok “las universidades comparten una característica con los jugadores compulsivos, aquellos nunca tienen suficiente dinero para satisfacer sus deseos”. En otros países como Estados Unidos, los profesores y escuelas públicas han incluido en sus demandas: comida gourmet, casas de lujo, programas de entretenimiento y campus con parques acuáticos. Varios Estados accedieron a algunas de sus pretensiones.

Con todo ello, ¿realmente los estudiantes se están volviendo mejores? Estudios de Richard Aurum y Josipa Roksa indican que los alumnos gastaban 40 horas a la semana en actividades académicas en los años 60, y solo 27 horas en el año 2011; y estudiaban 25 horas en los 60, 30 horas en los 80 y 13 en 2003.

Además del menor tiempo dedicado al estudio, en países como Colombia la calidad de la educación está en déficit. En las pruebas Pisa que se realizan a países miembros del Ocde, Colombia desde su participación, arroja promedios muy por debajo de la media de los países, en algunos años quedando entre los peores. Se debe mejorar la educación, pero la manera no es otorgándole todo a los profesores. El mensaje es que sus marchas funcionan y seguirán haciéndolas a costa del estudio de tantos estudiantes. En cambio, estos deben dejar de politizar sus peticiones y velar por una mejor calidad, ya que ni si quiera se dejaron evaluar en 2014; tampoco es un buen mensaje ver en sus reuniones a líderes opositores hablando y en sus manifestaciones, banderas comunistas ondeando. La educación necesita ideas no ideología.

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